Las elecciones presidenciales de noviembre próximo en el vecino del Norte tendrán un impacto considerable para México. La campaña electoral que de hecho está en marcha ha polarizado a la opinión pública y la imagen de nuestro país está asociada a prejuicios y descalificaciones promovidas por los más conservadores. Trump usó el tema del muro hace cuatro años y lo mantiene en la agenda, pero ahora además se ha referido a la necesidad del combate al crimen en México como un factor para distraer la atención de otros asuntos internos. Nunca antes de la elección anterior la relación con nuestro país había sido tema central de la narrativa electoral, y ahora todo parece encaminarse a que suceda algo parecido. Los efectos de la pandemia en la elección pueden resultar adversos al candidato republicano que buscará otros asuntos para agitar a los grupos que le apoyan. La agitación contra el racismo está enfocada a los afroamericanos por la brutalidad policiaca, pero la discriminación es tan o más grave contra los hispanos y afecta especialmente a los mexicanos que se encuentran en Estados Unidos sin documentos. La resolución de la Corte Suprema, que obliga a continuar los programas de protección para quienes llegaron ilegalmente a Estados Unidos siendo niños, representa otro asunto para elevar la fricción entre demócratas y republicanos, que puede generar también tensiones con México.Durante los próximos meses habrá que estar atentos y manejar con prudencia y paciencia las acciones y reacciones políticas que se refieran a nuestro país. Ahora que el asiento del Consejo de Seguridad de la ONU es ocupado por nuestro país, los Estados Unidos pueden intentar acciones contundentes en el exterior para influir en la agenda electoral y presionar por obtener apoyo en temas delicados como intervenciones militares, presiones a naciones como Siria, Irán y Venezuela o acciones en el terreno económico con China o Rusia. La voz de México en Estados Unidos es esencial para navegar en la turbulentas aguas de los próximos meses, para ello es muy encomiable la labor de quienes han trabajado durante mucho tiempo para crear redes de apoyo a las posiciones de nuestro país dentro del mundo empresarial, de las organizaciones civiles y ante los actores políticos. Respaldar estas tareas es fundamental para los intereses de México, es una cuestión estratégica más allá de las coyunturas internas. El trabajo para influir en los círculos de Biden y Trump, colocando la perspectiva de nuestro país resulta fundamental en este momento, tanto como crecer la relación con los medios de comunicación masiva. En realidad México mantiene el deber de defender la vida, la integridad y trato digno de sus ciudadanos residentes allá y por ende, tiene de salida ya una posición concreta en la narrativa. También está comprometido con la defensa del libre comercio derivada de nuestros acuerdos comerciales, y en favor del multilateralismo y la defensa del derecho internacional y sus instituciones.Ante la polarización que divide, es necesario mantener la relación Estados Unidos como una piedra esencial en la construcción del futuro de México. Es un tema en el que debemos estar atentos y unidos para actuar en favor de las personas y los intereses mexicanos. La agenda bilateral va mucho más allá de la relación entre dos gobiernos, implica la relación de más de diez millones de familias que tienen familiares directos allá, y cientos de miles de empresas que tienen relaciones comerciales en ambos lados de la frontera. La integración es un hecho social y económico que no debe ser ignorado ni allá ni acá y sus consecuencias deben beneficiar a todos.