En el reciente “Foro Regional de alianzas para el hábitat. Desafíos y oportunidades para la gobernanza territorial” que se llevó a cabo en Santiago de Chile y el cual forma parte de los esfuerzos previos a la Cumbre Internacional del Hábitat de América Latina y el Caribe 2024 (CIHALC2024), se destacaron los escenarios complejos que enfrentan nuestras ciudades, particularmente se enfatizó el análisis de los problemas urbanos actuales como reflejo de la época y la complejidad de nuestros vínculos sociales, lo que convierte la gobernanza en una tarea permanente y dinámica que abre la puerta a la posibilidad de tomar de decisiones que atiendan a una amalgama de agendas, personas e intereses que confluyen en un territorio común.La heterogeneidad de nuestras ciudades, sin duda, es su mayor fortaleza, y al tiempo, su mayor desafío. Una ciudad que persigue o se visualiza desde la homogeneidad abre la puerta a la fragmentación, la exclusión, la desigualdad, a posibles enfrentamientos sociales y por supuesto a procesos de expulsión poblacional, yendo así en contra de la esencia misma de lo que debería ser un espacio urbano: un lugar de convivencia pacífico en el que confluye la pluralidad desde el marco del respeto mutuo y de la coproducción del hábitat urbano y la calidad de vida que se busca en común. De frente a este objetivo es que los ejercicios de gobernanza efectiva aparecen como las herramientas que permiten avanzar en la ruta de asegurar que los habitantes de las ciudades se sientan parte de una misma comunidad en la que pueden participar, relacionarse y desarrollarse personal y profesionalmente de forma segura en un entorno adecuado. Sabemos bien que aún tenemos camino por andar para llegar a este escenario que he planteado, de ahí la urgencia de reconocer y trazar rutas críticas de atención a las amenazas que enfrentan las ciudades en la actualidad, entre ellas, los efectos del cambio climático, la crisis hídrica, el aumento de las violencias y la fragmentación y polarización social, todas ellas desafíos apremiantes para los gobiernos locales. Estos problemas no sólo demandan respuestas inmediatas, sino también estrategias de largo plazo diseñadas a partir de un enfoque orientado a la atención primordial de las causas que los originan y por supuesto a sus consecuencias sociales.Una iniciativa que refleja esta dualidad en la acción es la política pública ‘Tú y la Ciudad’ que se implementó en mi periodo al frente del gobierno de Guadalajara y que fue producto de un esfuerzo de coproducción social e inteligencia colectiva. El modelo de proximidad en el que se basa esta política apuesta por la capacidad de los gobiernos locales para catalizar la construcción de la seguridad ciudadana desde un proceso de coproducción social, impulsando simultáneamente una agenda de encuentro y trabajo comunitario en los barrios y colonias de la urbe y otra de fortalecimiento y articulación institucional orientada a la prevención de seguridad. Este modelo nos mostró que puede fortalecer los lazos dentro de la comunidad, fomentar la resiliencia social frente a adversidades y fortalecer y cohesionar la acción institucional para la consecución de la paz pública.El modelo de proximidad en el que se basa “Tú y la Ciudad’ opera en dos escalas: la municipal y la barrial. A nivel municipal, permite contar con diagnósticos y bases de datos con indicadores clave que permiten tomar decisiones que impactan a todo el territorio municipal. A nivel barrial, el modelo a través de la participación conjunta, de las vecinas y vecinos con el gobierno, construye un diagnóstico de los factores de riesgo del barrio y/o colonia y diseña estrategias para atenderlos, también de forma conjunta, a partir de las dinámicas y las necesidades específicas de cada comunidad.Este enfoque permite abordar el problema de las violencias y el delito que causan la inseguridad, atendiendo fundamentalmente sus causas y raíces. Medir periódicamente y evaluar son columnas vertebrales para que el modelo de seguridad ciudadana que he planteado rinda frutos, ese y su implementación a mediano y largo plazo, sobreviviendo a las fronteras temporales de cada gestión de gobierno, son tal vez, algunos de los mayores desafíos que tienen en la actualidad las políticas públicas urbanas; en este sentido, la creación de bancos de buenas prácticas y casos de éxito alimentados por diferentes ciudades, así como la integración de los agentes sociales en todos los niveles de la comunidad en las estrategias de coproducción de seguridad, son dos rutas que pueden comenzar a atenderlos. Finalmente, la implementación de políticas públicas debe centrarse siempre en las necesidades propias de cada barrio y sus habitantes. Las ciudades latinoamericanas deben trabajar para ser espacios incluyentes, integrados, conectados, accesibles, sostenibles y seguros. Es urgente tener ciudades garantes de los derechos de las personas y amigables con niños, jóvenes, mujeres y adultos mayores, para enfrentar los retos urbanos contemporáneos. Solo a través de un enfoque que valore la diversidad y promueva la inclusión podremos superar los desafíos de nuestros tiempos.@DelToroIsmael_