Como se esperaba, la bancada morenista y sus aliados aprobaron el sábado en la Cámara de Diputados las reformas que envió el Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) con las que la Guardia Nacional (GN) queda bajo el control y mando de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).Ahora habrá que ver qué sucede en el Senado de la República, donde los del bloque opositor aseguran que no ratificarán estas reformas por ser violatorias a la Constitución que establece que la GN debe estar adscrita a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.Nada fácil, pues, la tendrán el Presidente y el gobierno de la 4T para pasar su iniciativa en la aduana del Senado, no sólo por el rechazo de las y los senadores de oposición, sino también por las profundas divisiones que hay en la fracción morenista, por el ya inocultable rompimiento entre su líder en la Cámara alta, Ricardo Monreal, y López Obrador. Podríamos estar incluso ante la posibilidad de que por primera vez la bancada morenista no vaya completa en apoyo a la iniciativa presidencial.Como se sabe, ante la falta de los votos suficientes en la Cámara de Diputados para aprobar una reforma a la Constitución, López Obrador cambió su iniciativa y propuso sólo reformas a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, de la Guardia Nacional y de la Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos.Según expuso en su mensaje por el Cuarto Informe de Gobierno la semana pasada, el Presidente negó que se busque militarizar a la Guardia Nacional, ya que la reforma sería transitoria. Para López Obrador la GN debe estar operada por la Sedena hasta que se consolide como institución para evitar que se corrompa, como pasó con la Policía Federal en el sexenio pasado.Lo cierto es que esta corporación policial federal, que es la principal apuesta en la estrategia de seguridad del gobierno de la autollamada cuarta transformación, está lejos de cumplir los resultados que se esperaban, sobre todo en lo que tiene que ver con frenar el creciente poder de los cárteles del crimen organizado.El principal cuestionamiento al Presidente es su cambio de discurso, cuando como opositor criticaba que el Ejército hiciera tareas policiales y demandaba que los soldados volvieran a sus cuarteles, y ahora esté haciendo lo contrario y cogobernando prácticamente con las Fuerzas Armadas a las que ha dado proyectos de todo tipo. Vendrán fuertes debates en el Senado sobre el futuro de la GN, donde de lograr pasar las reformas del Presidente, la discusión pasaría a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), donde se tendría que definir la constitucionalidad o no de una Guardia Nacional Militar como la quiere López Obrador.jbarrera4r@gmail.com
