Quizá presionado por el contexto electoral o quizá harto de diversos reclamos planteados por la sociedad jalisciense, el gobernador Enrique Alfaro Ramírez declaró ayer que los graves problemas de violencia, falta de agua e incendios que asolan nuestros bosques son responsabilidad del gobierno federal y no de la administración estatal que él encabeza.En un evento ante integrantes de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), Alfaro declaró: “Tenemos que poner sobre la mesa con claridad, que la agenda de lucha de combate al crimen y a la delincuencia organizada, no por decisión mía, no como algunos ‘opinadores’ profesionales y algunos críticos del gobierno dicen: ‘el gobernador quiere echar la bolita a la federación’, no, es cosa nada más de revisar nuestras leyes (…). No se necesita ser abogado pero sí conocer un mínimo de legislación para entender que el combate a la delincuencia organizada es responsabilidad primaria del Gobierno federal. Insisto, no lo digo yo, lo dicen nuestras leyes”, aseguró.Lo mismo pasa con la protección de los bosques: “La responsabilidad de cuidar nuestros bosques es de la federación y no ha dicho una sola palabra”, dijo.Y la responsabilidad de la crisis del agua que ha afectado a millones de tapatíos con los tandeos, también es responsabilidad del gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador. “¿Quién es el responsable de las grandes obras de infraestructura para el gran abasto de agua para la ciudad y nuestras regiones? (…) No es que lo diga el gobernador, es que está claramente establecido que las aguas nacionales son un tema competencia de la Federación”, dijo ante su auditorio empresarial.Esta desafortunada declaración, con seguridad levantará polémica porque parece la postura de un gobernante que, como Poncio Pilatos, se lava las manos ante los principales problemas que aquejan a los jaliscienses en la actualidad.Aunque técnicamente el gobernador Enrique Alfaro tiene razón en que existen competencias jurisdiccionales entre los órdenes de gobierno, ya en la realidad los problemas entrelazan las competencias y jurisdicciones de todos los gobiernos.Por ejemplo, el gobernador parece molestarse porque no se reconoce que la Fiscalía y fuerzas estatales han disminuido sensiblemente los delitos patrimoniales. Pero esto ocurre justo en el contexto de la peor oleada de violencia que se manifiesta por el aumento de asesinatos, desapariciones, fosas clandestinas y crisis forense.El gobernador atribuye todas estas dinámicas al crimen organizado y por tanto señala que es al Gobierno federal a quien compete perseguir ese delito. Pero ¿se puede estar 100 por ciento seguro de que todas estas dinámicas de violencia competen a delitos “federales”? ¿No es verdad que varios de estos delitos son también del fuero común y por lo tanto competencia del Gobierno estatal?Es apresurado decir que todos son delitos federales cuando las investigaciones por asesinatos y desapariciones tienen notables rezagos y altas tasas de impunidad, que esta sí son atribuibles al gobierno local.Lo mismo puede decirse de los dos problemas que ayer el gobernador de Jalisco atribuyó al Gobierno federal. El cuidado de los bosques no es sólo competencia federal, o no debería serlo. Y cuando así fuera, es competencia local detener y castigar a quienes cometen delitos relacionados con el daño a los bosques, como los incendios intencionales y la extracción de materiales.Y finalmente, aunque las aguas sean bienes nacionales, su uso y las políticas de distribución y consumo, sí son competencia local. Por ejemplo, promover políticas de captación de agua que han propuesto los especialista y que el gobernador desdeña para aferrarse a la falsa salida de depender del agua del Río Verde.¿Qué llevó al gobernador a hacer esta desafortunada declaración? Quizá la presión por el contexto electoral, porque Enrique Alfaro remató esta declaración con el lema de campaña de su partido Movimiento Ciudadano: “defender a Jalisco (…) con un ánimo de exigir lo que es justo para nuestro Estado”. Está por verse si esta reafirmación “soberanista” le sirve electoralmente, pero de otro lado lo deja como un gobernante que se lava las manos en lugar de encarar los graves problemas que aquejan a la sociedad jalisciense.