Lunes, 18 de Noviembre 2024

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Felices 105, El Informador

Por: Rubí Bobadilla

Felices 105, El Informador

Felices 105, El Informador

Crecí en casa de mi abuela, mi "mamá Cuca", y ahí nunca faltaron los medios de comunicación.

Desde temprana hora escuchábamos las noticias en su radiecito colocado en la cocina, y luego a Jorge Águila en su programa de opinión y denuncia, comíamos y cenábamos viendo a Pepe Fernández y a Javier Alatorre, pero lo que más me gustaba era cuando mis tíos llegaban por la tarde y llevaban El Informador.

Me gustaba leer las noticias aunque muchas no las comprendiera. A la escuela me acompañaban El Tren y Tren Urbano que regalaban las y los repartidores en la glorieta de La Normal, y mi parte favorita era leer El Pingo los domingos.

Crecí con El Informador, y desde que puedo recordarlo quería yo ser parte de él, aunque de pequeña no supiera qué se necesitaba para llegar ahí.

Por este motivo en la universidad mis compañeras y compañeros tiraban carrilla, aunque amistosa, en parte porque maestras y maestros nos contaban de las condiciones no tan favorables que había y porque cada que podía les repetía que un día estaría trabajando ahí. Y a decir verdad ni siquiera lo imaginaba... era consciente de que los espacios en medios en general suelen ser privilegiados.

El día que me llamaron de Independencia 300 para invitarme a ser su becaria no lo podía creer, porque yo ni siquiera había aplicado, El Informador me había encontrado. Para el aniversario 99 yo era todavía practicante, y me propuse entonces llegar al 100 ya como reportera, y una vez más se logró.

Hoy orgullosamente soy parte de este 105 aniversario, y aunque no ha sido nada sencillo por mil y un razones y condiciones, lo que más agradezco es que las personas aquí confiaron en mí y me abrieron las puertas, me enseñaron y acompañaron.

Aquí he vivido cosas, visitado lugares y conocido figuras y personajes que jamás imaginé, he dado cobertura a algunos de los hechos que en los últimos años han marcado a Jalisco y hasta al País. Aquí he reído y he llorado.

Sabemos que no todo es miel sobre hojuelas, y cada persona que ha pasado por aquí tendrá su propia opinión y sabor de boca; por sus razones o por diversas situaciones hoy ya no nos acompañan, pero sé que a cada uno de ellos y ellas hoy les va de maravilla por quienes son y por lo que saben hacer.

Para mí este lugar, además de ser una gran escuela, me ha dado a algunas de las mejores personas que hoy me acompañan en la vida incluso fuera de este edificio con una sola ventana, personas quienes me han apoyado ante inquietudes y proyectos que me han ayudado a crecer, y personas a quienes hoy puedo llamar mis amistades. Este lugar me dio, por ejemplo, un mejor amigo a quien sigo con ojos cerrados por lo mucho que lo admiro y a una hermana.

No voy a mentir, en ocasiones, situaciones me han llevado a ya no querer seguir, pero el ver que llegué a donde siempre quise y que hay quienes siguen motivándome, ha podido más. Una vez más: cada quién tiene sus opiniones y motivaciones que los llevan a irse o quedarse, y ambas partes son de admirarse.

Porque El Informador son cada una de las personas que ponen su corazón y su empeño (por esos motivos que cada uno tiene) en cada una de las páginas impresas y virtuales que día a día se publican bajo la plataforma que este diario representa.

El Informador son también las personas que me dan los buenos días al llegar, que se encargan de los sistemas, de la seguridad, la contabilidad, la administración, la limpieza, el reparto y un sin fin de actividades que se conforman cada una como el engrane sin el cual no podría llegar la información a todas y todos.

El Informador son cada una de las personas que siguen confiando en lo que hacemos, que lo consulta desde su celular o computadora, que abre las hojas de su edición impresa, cada una de las críticas constructivas que nos hacen darnos cuenta de nuestros errores y que nos sirven para hacerlo mejor la próxima vez.

Gracias y felicidades a la que ha sido mi casa editorial y que hoy me permite compartir estas letras para todos y todas ustedes, y gracias a las personas que además me leen y me comparten. Mamá Cuca, en el cielo quiero que sepas que lo estamos logrando. Felices 105 años, El Informador.
 

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