México es el país en donde los trabajadores tienen menos días de vacaciones al año en todo el mundo: seis en comparación a los 30 que otorgan Brasil, Cuba o Francia. Tras darle vueltas a este dato, lancé una pregunta en redes: ¿Por qué México es uno de los países que más horas trabaja, con más estrés laboral y menos productivo? La web, ese repositorio de contenido vacío, exhibicionismo y ocasionales ideas brillantes, respondió lo siguiente. “Por costumbre”, dijo una. “Falta de cultura de planeación en nuestro país: no se prevé, todo urge y por tanto hay que trabajar a marchas forzadas”, dijo otro. No faltó el que recurrió a la sabiduría popular: “Ellos hacen como que me pagan, yo hago como que trabajo”. Y finalmente, el socarrón salió a flote: “Ahorita que termine mi talacha, participo”... Un monito, autonombrado El Imbécil del Palacio del Mayab, sugirió remontarse a la era preindustrial “y aún desde antes”. Algo no checa de nuestra cultura laboral. México, además de ser el campeón de las vacaciones más cortas, tiene una prevalencia de estrés laboral por encima de países con economías más competitivas. En nuestro México, alrededor del 75% de los trabajadores reporta estrés laboral, por encima de economías más avanzadas como China (73%) o Estados Unidos (59%). Por si fuera poco, también somos de los países que más horas trabajan al año, un 25% más que el promedio de los países de la OCDE. Y espérense, falta el último clavo al ataúd: somos de los países con menor productividad. Según el Índice de Competitividad del IMCO ocupamos el lugar 37 de 43 en la lista de países con mayor productividad. Ya mejor llévanos, diosito… Estos datos surgen de la iniciativa de la senadora emecista Patricia Mercado para reformar la Ley Federal del Trabajo y duplicar de seis a 12 los días de vacaciones el primer año, más dos hasta el sexto año para llegar a 20 días. Por cierto, según la ley, los servidores públicos tienen derecho a 20 días de vacaciones desde el primer año. Esos quedan igual. Me pregunto si más días de vacaciones acabarán con los bajos salarios, la cultura de atesorar “horas nalga” en lugar de resultados, la falta de planeación y dirección ejecutiva en las empresas, el burnout y los desequilibrios en la salud mental de los trabajadores junto con una ética laboral en donde unos se esfuerzan mucho y otros, poco o nada. Claro que no. Pero plantear el problema y seis días más de vacaciones al año es mejor que nada. Por cierto, la iniciativa de Mercado, impulsada por toda su bancada, tiene un buen pronóstico para avanzar. Hagamos changuitos.