Nuevamente en el Gran Premio de Canadá las cosas se dieron de manera difícil para “Checo” Pérez, quien sin más ni más tuvo su tercer sábado consecutivo sin llegar al Top 10 de la clasificación, y con ello comprometiendo seriamente su carrera el domingo.Para muchas personas esta es obviamente una mala racha, una seguidilla de malas tardes, que cambiarán pronto. Sin embargo, de acuerdo a la experiencia en algunos años de caminar por las pistas, me atrevo a decir que esta situación se ha convertido en un espiral negativa para “Checo”.Se trata de ese momento en que por diferentes causas, muchas atribuibles a ellos mismos, o también que podrían ser responsabilidad de los equipos o hasta de la suerte, los pilotos parecen atraer situaciones que los perjudican. Tres resultados negativos para “Checo” Pérez en estos momentos no son algo sencillo de manejar, principalmente porque el origen ya no está solamente en cuestiones técnicas de ingeniería del equipo, o bien el manejo del piloto, sino que se ha convertido en un tema más profundo. La cosa hoy está en la cabeza de “Checo” Pérez. Más peligroso que no encontrar la puesta a punto adecuada en el auto será tener que salir mentalmente de una condición donde el piloto se sienta vulnerable o en riesgo de cometer errores y por lo mismo no estar listo para desatar todo su potencial.Yo no tengo duda de qué “Checo” lo ha hecho una y otra vez en otros equipos en otras categorías, y siempre para su fortuna, ha sabido salir adelante con una entereza que me atrevo decir ningún otro deportista mexicano tiene en la actualidad.Pero esto es algo más serio, más exigente, porque “Checo” está trabajando para el mejor equipo del mundo y tiene como coequipero al mejor piloto del mundo y contra él se le está comparando. Los pilotos que logran salir mentalmente de este tipo de enredo lo hacen a través de mucho trabajo con ayuda profesional.Ojalá yo esté equivocado, pero no parece que esta situación simplemente sea una pesadilla de verano.
