Martes, 24 de Septiembre 2024

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¿Escucharon?

Por: Salvador Páramo

¿Escucharon?

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El sábado, más de un millón de estudiantes marcharon por las calles de las principales ciudades de los Estados Unidos en busca de reformas que limiten la venta y distribución de armas diseñadas para causar el mayor daño posible en el menor tiempo posible. Las marchas, protestas o plataforma, se legitiman después de la creciente ola violenta que acecha a nuestro país vecino.

Las víctimas fueron las responsables de organizar, convocar e informar al público, demandando cambios conscientes y responsables en las leyes que protegen bajo el cobijo de la segunda enmienda a individuos que no deberían tener acceso a armas de gran capacidad.

En gran parte la duración de la protesta descansó en relatos explícitos y aterradores de aquellos que estuvieron presentes durante los seis minutos que le tomó a Cruz extinguir 17 vidas; sin embargo, el diálogo debe de razonar y entender que el problema no fue la masacre en Florida.

Estados Unidos y su administración debe entender que existen opciones que no violen los derechos de los ciudadanos americanos. El derecho a portar armas se decretó como ley en un mundo muy diferente al contemporáneo, el poder defender a tu familia y proteger tu propiedad tiene poco o nada de contexto en 2018.

Desafortunadamente algunos medios y aquellos grupos con intereses especiales invierten en el miedo. El temor vende y las estadísticas avalan un crecimiento en la venta de armas de fuego después  cada suceso lamentable, bajo la premisa de que un hombre bueno armado es lo único que puede detener a un hombre con malas intenciones.

En ningún argumento se menciona el prohibir o confiscar las armas ya en circulación, obedeciendo la enmienda que les da el derecho a los ciudadanos, pero por primera vez la unión por acciones inmediatas es nacional y sin partido.

La violencia con armas de fuego de alto poder y capacidad ha cobrado demasiadas vidas sin soluciones prácticas, es admirable que sea la juventud quien exige cambios en el corto plazo que les regrese la confianza para regresar a las escuelas o a eventos masivos sin el temor de una situación peligrosa.

Dentro de los discursos me pareció increíble que ahora sea parte de la rutina el llevar a cabo simulacros que preparen a los estudiantes a una posible tragedia, ¿probable? Espero que la muestra de solidaridad entre la juventud y los veteranos logre de una vez por todas limitar acceso a armas que no cumplen el propósito de defender y solamente pueden agredir. 

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