Tras el ilegal madruguete de las “corcholatas” morenistas que articuló el Presidente Andrés Manuel López Obrador hace dos semanas, muchos pensamos que la verdadera elección presidencial se daría, como en los tiempos antidemocráticos cuando el PRI ganaba todo, en esa competencia interna. Que la o el próximo Presidente sería quien resultara ganador en las encuestas morenistas que deberán pasar por el ojo del gran elector que habita el Palacio Nacional, y que hasta hora puntean Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard, pero que en un “plan b” podrían echar mano de Adán Augusto López.Y es que entre la veintena de aspirantes opositores que se empezaron a placear desde principios de año, emanados del PAN, PRI, PRD y del ámbito empresarial, ninguna ni ninguno de ellos lograron despuntar con su estilo y liderazgo para convertirse en una amenaza para la o el candidato de AMLO.No se vislumbraba en ese horizonte una figura y perfil como el que en su momento tuvo el panista Vicente Fox que tres años antes de la elección del 2000 renunció a la gubernatura de Guanajuato con el propósito explícito de sacar al PRI de Los Pinos; ni como el priista Enrique Peña que desde el Gobierno del Estado de México se construyó para vencer al PAN y regresar al PRI al poder en el 2012; mucho menos un férreo y tenaz opositor como López Obrador que no paró hasta conquistar la Presidencia en su tercer intento en 2018. Esa sensación de ausencia de competencia a Morena empezó a cambiar esta semana cuando ligada a la presentación del Frente Amplio Opositor, formado por el PAN-PRI-PRD y organizaciones de la sociedad civil, apareció y confirmó sus aspiraciones presidenciales la senadora por el PAN, Xóchitl Gálvez, a quien todos hacían buscando la candidatura por la gubernatura de la Ciudad de México y peleando al Presidente un espacio en la mañanera para ejercer su derecho de réplica.Procedente de una familia humilde y disfuncional de ascendencia otomí, Xóchitl creció en una marginada comunidad en el Estado de Hidalgo. Vendió gelatinas para costear sus estudios de primaria y secundaria. Vivió en un cuarto de azotea mientras estudiaba Ingeniería en Sistemas Computacionales en la UNAM, con lo que se convirtió en una exitosa empresaria en el diseño de edificios inteligentes y robótica. En la primera alternancia política del país, Fox la nombró coordinadora de la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. En el 2010 perdió por el PAN en la contienda por la gubernatura de Hidalgo, cinco años después ganó la delegación Miguel Hidalgo y en 2018 la senaduría que hoy ejerce. Su carácter desparpajado y directo le han creado tanto simpatías como fuertes enconos con sus adversarios políticos.Por este origen, trayectoria y personalidad, Xóchitl tiene la posibilidad de construir una narrativa que podría convertirse en un poderoso antídoto para nulificar el discurso de polarización que ha diseñado y expresado con tanto éxito el Presidente en sus campañas y a lo largo de lo que va de su sexenio. Habrá que ver si las maquinarias electorales del PRI y del PAN permiten una auténtica y equitativa competencia en la que Xóchitl tendría amplias probabilidades de ganar y convertirse en la candidata del Frente y que haya tiro con la o el abanderado de Morena.jbarrera4r@gmail.com