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Episodio II: Padilla destierra al padre de Alfaro

Por: Jonathan Lomelí

Episodio II: Padilla destierra al padre de Alfaro

Episodio II: Padilla destierra al padre de Alfaro

En su libro “Historia de una traición”, Álvaro Ramírez Ladewig sostiene que él y su hermano Carlos ayudaron a Raúl Padilla López en los momentos más duros. En un pasaje recuerda que su hermano, asesinado en 1975, le abrió las puertas de la UdeG: “Cuando muere su papá, Raúl andaba muy mal en lo económico, pero inclusive en lo anímico. Andaba muy deprimido, puesto que su papá se suicida delante de él en su oficina, en una discusión que ellos tuvieron”. 

Hay varias versiones sobre el origen de la pugna entre Enrique Alfaro Anguiano, rector número 42, y Raúl Padilla López, rector número 43.  

Antes de asumir la rectoría, este último despuntaba cada vez más en la política universitaria. Cuando llegó la sucesión, el entonces rector y padre del actual gobernador impulsó a José Manuel Correa Ceseña, su Secretario General, para reemplazarlo. 

Sin embargo, el “Sanedrín” de ex fegistas que controlaba la UdeG, en un viraje ordenado por Ramírez Ladewig, ungió a Padilla López. Esa decisión, además de la rivalidad por el creciente protagonismo de Raúl en la Dicsa, preludia un hecho clave. 

Me aseguran que en el video de la toma de protesta de Padilla López ante el gobernador Guillermo Cosío Vidaurri, el primero de abril del 89, Alfaro Anguiano aparece mustio y distante. 

El golpe a Alfaro Anguiano llegó apenas asumida la rectoría por Raúl. Todo en medio de vertiginosos cambios que los padillistas y la historia oficial elucubran como “un cambio de época” en la universidad -sus críticos ven sólo un voraz cambio de régimen caciquil-. 

La afrenta al papá del actual gobernador despuntó cuando a los cuatro meses de su rectorado, Padilla López removió a Jesús Medina Ambriz, tesorero de la UdeG en el periodo de Alfaro Anguiano, entre acusaciones de malos manejos y desvío de fondos. Lo exhibió por medio de un desplegado en la prensa. Esto significó un desafío frontal a la gestión de Alfaro Anguiano y al “Sanedrín”. 

Hay que visualizar que en ese momento Padilla López enfrentaba a los jefes políticos de la Universidad para arrebatarles los principales espacios de poder y toma de decisiones. Jugó a su favor que Álvaro Ramírez Ladewig enfermó, lo que despejó su avance en la conquista de posiciones. 

Tras la toma de la rectoría por fegistas ante su inminente disolución, Padilla López y Ramírez Ladewig, este último aún en el hospital, pactaron una tregua en donde el primer punto acordaba que Raúl “dejaría de agredir a Alfaro Anguiano, rector anterior a él, ya que lo había difamado diciendo que faltaba una cantidad muy fuerte de dinero”, relató Ramírez Ladewig en su libro. 

(Como anécdota, un periodista de la época me contó que alcanzó tal nivel el conflicto, que muchos reporteros “se hicieron ricos”. Por cada desplegado que pagaba uno u otro bando, al reportero que cubría la fuente les daban el 15 por ciento de comisión. De esta forma, los periodistas eran los primeros interesados en azuzar el conflicto y salían cada mañana con su grabadora dispuesta a recoger las declaraciones antagónicas de cada bando). 

Sobre el final de la pugna, una versión habla de la intervención del Presidente Carlos Salinas de Gortari. Otra más apunta a una disolución del “Sanedrín” en donde influyó la enfermedad de Ramírez Ladewig, la desaparición de la FEG en un referéndum y la imposición de la FEU como organización estudiantil mayoritaria bajo las órdenes de un fiel a Raúl: José Alfredo Peña -personaje que a la postre encabezará “El Atenguillo”, órgano de poder fáctico como el “Sanedrín”. 

También influyeron las explosiones del 22 de abril de 1992, pues la crisis política por la tragedia abrió vacíos en el control gubernamental de la UdeG, lo que facilitó el nacimiento y consolidación de un nuevo grupo al mando: el Grupo Universidad.

Como apunté en la anterior entrega, Enrique Alfaro Ramírez, actual gobernador, vivió este proceso como adolescente y estudiante de la Preparatoria 5 de la UdeG: los desplegados, la guerra de titulares cada mañana, incluso las manifestaciones, pero sobre todo la desesperación de su padre y su grupo político que perdían el control de la Universidad.

Parece una nadería, pero el gobernador, hijo de un ex rector, no estudió en la UdeG sino en el ITESO debido a las pugnas de su padre con Padilla López. ¿Cómo procesa un adolescente, activo en la política universitaria y con un futuro resuelto en las filas de los Leones Negros, su salida abrupta de la Universidad y el exilio paterno?  

“En ese momento el actual gobernador tiene 16 años, y jura vengar a su padre”, me dijo un ex rector.  

El lunes: Episodio III: Alfaro en busca del reino perdido.

jonathan.lomelí@informador.com.mx
 

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