Todo sistema supone la existencia de relaciones entre sus integrantes que favorecen la constante interactuación y el mutuo provecho. Cuando por ejemplo la delincuencia organizada logra establecer una relación de costo beneficio con un determinado núcleo social, todos los involucrados colaboran para conservar esa condición, ya que a todos les conviene.También los sistemas políticos construyen ese tipo de relaciones que han sido llamados “clientelares”. Los gobiernos que avalan esos sistemas saben que deben beneficiar de manera específica y significativa a aquellas personas, grupos o instituciones de las cuales esperan en contracambio apoyo y promoción.En los tiempos que corren hemos podido observar un fenómeno paradójico. De acuerdo al calendario electoral no estamos en una etapa de campañas políticas, pero cualquier ciudadano pensaría justamente lo contrario.La respuesta oficial a estos hechos sería afirmar que se trata de “pre” campañas, que por lo mismo se desarrollan por medio de eventos internos de los partidos, y que se libran para que sus militantes designen a sus candidatos, a fin de que una vez electos puedan entonces sí dar inicio a sus respectivas campañas públicas y abiertas en vías a las próximas elecciones.Pero ¿si un partido ya tiene candidato designado, entonces para qué la “pre” campaña? Pues tal vez para que los militantes lo conozcan y hasta comiencen a pedirle favores a futuro, o el mismo “pre” candidato que ya es candidato los pueda comenzar a ofrecer. Se ignora.De todos modos una cosa es evidente, las “pre” campañas no son sino un subterfugio para adelantar las campañas, los tiempos, las oportunidades, la publicidad, la difusión, y el “pre” una simple estrategia para violar la ley por aquellos que ya están prometiendo que de ser favorecidos con el voto ciudadano velarán por el respeto a las leyes y lucharán, ahora sí, contra la corrupción. ¿Cómo creerles si ya desde ahora actúan de manera mañosa, astuta y ladina? Sin embargo sería muy poco el impacto de las “pre” campañas si no contaran con la colaboración ¿“sistémica”? de los medios de comunicación, pues son los medios quienes efectivamente convierten en verdaderas campañas lo que en principio debería ser solamente un asunto interno de los partidos.Si cuantos tienen empresas dedicadas a las comunicaciones por cualquier medio que sea, y cuantos en ellas trabajan, tuviesen un propósito honesto, sincero y común de luchar seriamente contra la corrupción del sistema político mexicano, el primer acuerdo que deberían tomar sería no dar ningún tipo de cobertura a estas dichas “pre” campañas. Pero no es así, lo cual puede deberse o a la inercia, o a la falta de acuerdos comunes, o en última instancia al poder del sistema que a cambio de coberturas para las “pre” campañas, compra espacios para difundir todo tipo de anuncios, discursos, propuestas, saludos y lo que se junte. Por otro lado, si campañas y pre campañas suponen de extraordinarios espacios publicitarios, ¿no debería la PROFECO intervenir y sancionar severamente a los partidos políticos por divulgar publicidad engañosa? Porque dejarle dicha tarea al INE sería como poner las gallinas al cuidado del coyote ¿o no?YR
