Hershel Walker, una antigua estrella del futbol americano, decidió enfrascarse en el mundo de la política y postularse como Senador en Georgia, Estados Unidos. Respaldado por el ex presidente Donald Trump y el Partido Republicano, en su campaña, el también empresario tenía abiertamente una postura antiaborto y manejaba un perfil conservador, como hombre de valores y padre de familia ejemplar… hasta que su hijo lo exhibió.“¿Valores relacionados con la familia, gente? Tiene cuatro hijos, cuatro mujeres diferentes, y él no estaba en la casa criando a ninguno de ellos, estaba teniendo sexo con otras mujeres. ¿Le importan los valores relacionados con la familia?”, soltó el joven tiktoker, Christian Walker, entonces de 23 años, en un vídeo que alcanzó tres millones de reproducciones en tan sólo 24 horas.Mientras el ex futbolista de la NFL buscaba conseguir simpatizantes y (sobre todo) sumar votos para ganar la elección, en octubre del 2022, su hijo lo acusó de mentiroso, violento e hipócrita. En mensajes y vídeos que publicó en redes sociales, el adolescente se refirió a ese personaje público: candidato, empresario, ex futbolista... y su papá.“Sólo estoy diciendo: no mientas, no mientas sobre mi mamá, no mientas sobre mí”, dijo entre varios tuits de su cuenta @ChristianWalk1r, en la hoy plataforma X y los cuales ya borró.A la luz de las campañas electorales, nos creamos una imagen de quiénes son esos candidatos y candidatas que vemos en spots publicitarios, en redes sociales o en eventos públicos. Se trata de personajes que se van y han ido construyendo, creando una imagen de quiénes son (o pretenden ser) y apelando a la percepción que la gente tiene de ellos.Hay quienes tratan de mostrarse populares y no lo son; quienes procuran mantener su vida personal reservada y quienes explotan o capitalizan esa privacidad; quienes se presentan como personas de familia y tras la puerta la realidad es otra. O incluso quienes son excelentes candidatos o candidatas, que saben comunicar bien y son asertivos (hablando en público, argumentando y tienen buena imagen), pero a la hora de gobernar o administrar una ciudad, la historia es otra.Una figura pública se construye, hay una estrategia y lineamientos como base, discursos armados para saber de qué y a quién hay que hablarle. Detrás del telón del escenario público hay investigaciones y especialistas en estadísticas, consultores y opinólogos. Es una construcción.“A diferencia del marketing, no puede disfrazarse un candidato, no sirve -en el mediano plazo- revestirlo de cualidades que no tiene: el elector tarde o temprano terminará descubriéndolo y castigándolo por su mentira a través de los votos”, precisa el consultor argentino Daniel Ivoskus en su libro “Matrix Política: la construcción del candidato”.El ex futbolista Hershel Walker bien podría ser un ejemplo; ante sus electores predicaba una cosa, cuando en realidad venía haciendo otra totalmente contraria. Y es que además de lo expuesto por su hijo, en la campaña fue señalado de agredir mujeres y pagarle un aborto a una de sus ex parejas. El candidato perdió la elección.En las elecciones se busca mover emociones y apelar a los sentimientos, construyendo figuras que encarnen valores con los que simpatice el electorado, el reto es identificar si el personaje es real o ficticio, una construcción o alguien congruente con quien es en realidad.Al final, será el elector quien decidirá en las urnas por qué personaje votar, esperando que sea congruente con quien es fuera del escenario público. Electores inteligentes demandan candidatos inteligentes… esperando que además sean gobernantes competentes.