A Donald Trump aún le faltan 42 días para tomar posesión y Claudia Sheimbaum apenas tiene 71 días desde que comenzó su administración y ya en dos ocasiones “se les cruzaron las antenas”. Y todo a consecuencia de una sola conversación telefónica -la única que han tenido hasta el momento- que tuvieron el 27 de noviembre.Después de la llamada Claudia escribió en las redes sociales que fue “excelente la conversación... abordamos la estrategia mexicana sobre el fenómeno de la migración y compartí que no están llegando caravanas a la frontera norte, porque son atendidas en México”. Por su parte Trump, la calificó de “maravillosa y productiva” y fue explícito al señalar que “Ella -Sheinbaum- ha accedido detener la migración a través de México, y hacia Estados Unidos, cerrando efectivamente nuestra frontera sur”. Una sola conversación, un solo tema y dos interpretaciones completamente diferentes.Días después -5 de diciembre-, en su intervención al recibir el premio “Patriota del Año” -organizado por la cadena de televisión Fox News-, Trump hizo mención de la llamada y dijo que Sheinbaum le recrimino la amenaza de aplicación de aranceles a las exportaciones mexicanas. “Ella me dijo, ‘¿Por qué me estás haciendo esto?’ Yo le dije, solo estoy poniendo muchos aranceles porque están permitiendo que los criminales ingresen a nuestro país, y ya no podemos permitir eso”. La respuesta de Claudia, negando que haya hecho esa pregunta, vino a la mañana siguiente: “El Presidente Trump tiene una manera de comunicar... No voy a entrar tampoco en un debate, él tiene su manera de comunicar, pero pueden tener la certeza las y los mexicanos que nunca vamos a agachar la cabeza ni ser indignos en una conversación”.Y esto es apenas el comienzo, cuando Shiembaum apenas empieza “a caminar” y Trump aún no llega y se posesiona en la Oficina Oval del 1600 de la Avenida Pensilvania en Washington.Estas diferencias entre Donald y Claudia dan la impresión de que son algo similar al juego en que un gato persigue a un ratón; donde el primero le recorta espacios a su presa para arrinconarla y no la deja escapar. En este juego la dinámica de la persecución es constante, donde el gato logra capturas aparentemente definitivas, pero donde siempre hay diversas astucias del ratón para evitarlas. Sin embargo, al final siempre el gato acaba dominando al ratón. ¿Serán las diferencias de interpretación entre Trump y Sheinbaum, una réplica del juego del gato vs el ratón?¿Usted, qué opina?