Lo que piensas, el ánimo con el que enfrentas una enfermedad, es determinante para que recuperes la salud.Cuando estás enfermo, influyen mucho las ideas que permites y las actitudes que tienes. De aquí la importancia de pensar positivo y de no dejarte influir por el miedo y los comentarios negativos que hace la gente. El amor a ti mismo, a la vida, a tus seres queridos y en fin al bienestar juega un papel definitivo en el proceso de recuperación de una enfermedad o de una intervención quirúrgica.El enorme poder de nuestra mente, para sanar al cuerpo es inmenso; simplemente no lo sabemos utilizar a nuestro favor y dejamos que nos invadan los temores, la ansiedad y el pesimismo. Poseemos un instinto de preservación muy fuerte que nos facilita el camino para mantenernos luchando y así superar cualquier imprevisto o percance a nuestra salud.Digamos que contamos con un sistema inmunológico mental, que va a luchar por nuestro bienestar con todos los recursos a nuestro alcance, tan sólo tenemos que exhortarlo con una decisión firme de que vamos a vencer la enfermedad que padecemos. Y todo comienza con pensamientos positivos, con una espiritualidad firme y plena de fe, con una arraigada convicción de que todo va a salir bien. Así la confianza en nosotros mismos, se transfiere en una firme confianza en los médicos y a los medicamentos que nos auxilian.Una mente fuerte se mantiene segura de sí misma, convencida de que todo lo que estás haciendo va a dar buenos resultados para salir airoso de una operación, o de una enfermedad. De aquí la importancia de la oración propia y la de los demás. Pedir palabras de aliento y ánimo para que, en la solidaridad afectiva, se fortalezca el corazón y se estimulen todos los recursos que tenemos para estar mejor.Una mente optimista, fuerte y segura de sí misma, repercute de inmediato en un corazón igual. Es una lucha definitiva para vencer la enfermedad y recuperar el bienestar.