Vamos por la tercera semana de la mayor crisis política que ha enfrentado Andrés Manuel López Obrador y por la errada estrategia en el control de daños entre más buscan desvirtuar los señalamientos por el Houston-gate, cual si estuviera en un pantano, más se hunde y empieza a bajar su aún enorme popularidad.Si algo le había disgustado más al Presidente del escándalo que provocó la revelación de la mansión que habitó en Houston su hijo mayor José Ramón López Beltrán y sus vínculos con la petrolera Baker Hughes que tiene contratos por 151 millones de dólares con Pemex, era que el caso se comparara con la historia de impunidad de la Casa Blanca que le estalló al presidente Enrique Peña Nieto el sexenio pasado.Por ser una de las que hizo esa similitud, la periodista Carmen Aristegui fue blanco de la descalificación presidencial hace dos semanas desde el púlpito de la rueda prensa mañanera, donde el viernes pasado el Presidente se excedió como nunca en su pleito con el periodismo crítico al violentar preceptos constitucionales y los derechos humanos del periodista Carlos Loret de Mola con la revelación de sus ingresos, como venganza a la publicación de esa investigación periodística hecha en colaboración de la organización Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI).Pues ayer, luego de que su hijo le hiciera caso de responder más de dos semanas después de publicado el tema, al igual que su esposa Carolyn Adams, el nombre de la actriz Angélica Rivera fue trending topic en Twitter porque muchos asociaron la explicación del junior presidencial con la que salió a dar hace siete años “La Gaviota” para decir que había comprado a Grupo Higa, contratistas del gobierno de Peña Nieto, la Casa Blanca, con sus ahorros de lo ganado cuando hacía telenovelas, cosa que en su momento nadie creyó, sólo la Secretaría de la Función Pública.Su versión de que desde el 2020 trabaja como asesor legal de desarrollo y construcción para la empresa KEI Partners, propiedad de la hija y el hijo de Daniel Chávez Morán, fundador en 1997 del Grupo Vidanta, consorcio dedicado a la operación de cadenas hoteleras y desarrollos turísticos, representante del comité de empresarios asesores de López Obrador y nombrado supervisor honorífico de la construcción del Tren Maya, generó más dudas que aclaraciones, al igual que las afirmaciones de la nuera que aseguró que ella rentó sin saber quién era el dueño de la ya también llamada Casa Gris. Nada cómodo deberá haber sido para este empresario haber aparecido ayer como nuevo actor en este espinoso escenario, ya que de inmediato se volvió a publicar desde presuntos incumplimientos patronales hasta su cercanía con Donald Trump, con el Partido Verde y episodios violentos en los que se vincula a la mafia de Bulgaria. El desplegado de las y los 18 gobernadores de Morena difundido el domingo respaldando al Presidente con la coartada de la Reforma Energética sin importarles violar la veda electoral por la revocación, y el regreso del discurso de la mafia del poder para insistir que Loret debe transparentar sus ingresos por trabajar en empresas que gozan de concesiones que autoriza el gobierno, son peligrosas señales de que desde la 4T están decididos a continuar hasta las últimas consecuencias en esta ruta de polarización en momentos críticos en materia de seguridad, economía y salud en el país.jbarrera4r@gmail.com
