Jueves, 27 de Junio 2024

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El Ganso contra la terca realidad

Por: Diego Petersen

El Ganso contra la terca realidad

El Ganso contra la terca realidad

En qué momento la virtud de la perseverancia se convierte en el terrible defecto de la terquedad? La frontera entre las virtudes y los defectos es difusa y poco clara. Muchas veces no son sino la misma actitud vista desde puntos de vista distintos. El que para unos es prudente para otros de pusilánime; quien unos ven como analítico otros lo consideran dubitativo; el osado puede fácilmente confundirse con el irresponsable.

La tenacidad es quizá la virtud más importante del Presidente López Obrador. Él mismo lo ha expresado coloquialmente en frases como “me canso ganso”, “no me van a doblar”, “yo no me rindo”, etcétera. Cuando el Presidente habla de sí mismo esa es la cualidad que más suele resaltar junto con aquella de que no es rencoroso ni vengativo. Pero ¿qué pasa cuando el perseverante-terco se enfrenta a la realidad, que esa sí, es más terca e incansable que cualquier ganso?

La realidad es más terca que ninguno y no verla es uno de los primeros síntomas de esa enfermedad llamada poder

En los últimos días la realidad le ha puesto cara al Presidente en tres temas sumamente delicados: Primero, la IATA (Asociación Internacional de Transporte Aéreo), sin meterse a temas financieros ni de aeronáutica sino sólo de logística, dijo que la operación simultánea de tres aeropuertos complicaría muchísimo la vida de las aerolíneas y que eso sin duda afectaría el número de vuelos a la Ciudad de México. Después vino la calificadora Standard & Pours (S&P) a decir que la perspectiva de la deuda de Pemex iba a la baja, lo cual no es otra casa que poca credibilidad en el plan del Gobierno mexicano para rescatar a la petrolera nacional, pues. Entre otras cosas, el Presidente se ha aferrado a ser él quien tome las decisiones y puso al mando de la petrolera a obedientes operadores y no a expertos en la materia. Y, finalmente, el día de ayer el informe sobre finanzas públicas del mes de enero que arroja algunos datos muy alarmantes: la caída de los ingresos petroleros más allá de lo esperado y, lo más delicado, una caída de 14 por ciento en la recaudación de IVA de enero a enero, que es un síntoma claro de desaceleración económica.

Responder que las calificadoras y los organismos internacionales tienen intereses, que son tecnócratas y que gente como ellos son los que dejaron al país como está, no es otra cosa que negarse a ver la realidad. Aún suponiendo que el Presidente tuviera razón lo cierto es que la opinión de la IATA tiene una fuerza enorme sobre las decisiones de las aerolíneas y la de S&P en la de los inversionistas. Las consecuencias de ello no son ideológicas sino factuales como, por ejemplo, la baja recaudación de IVA que no es otra cosa que falta de gasto e inversión.

No hay ganso que pueda contra la realidad. El Presidente puede ser perseverante, pero la realidad es más terca que ninguno y no verla es uno de los primeros síntomas de esa enfermedad llamada poder.

(diego.petersen@informador.com.mx)

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