Creo firmemente en que la mejor opción es la que tú eliges, con la actitud que tienes, aunque siempre te puedes equivocar y hacer lo incorrecto.Bien puedes ser un ignorante, alguien perturbado y hasta actuar con mala fe, pero finalmente eres una persona libre para hacer lo que tus convicciones te permiten.Qué bueno que existen las normas y las leyes, para regular nuestro comportamiento social y comunitario, pero nunca como una imposición sin considerar la libertad individual.La democracia edifica Constituciones para que el pueblo le diga a los gobernantes lo que se debe de hacer, pero nunca al revés, el mandato está en el colectivo, no en las minorías.La verdadera salud de un pueblo se fundamenta en el respeto a la libertad del otro, ejerciendo la plena libertad de uno mismo.En la medida en que somos capaces de ejercer la libertad, en esa misma proporción vamos adquiriendo madurez, autosuficiencia, responsabilidad y finalmente ser creativos.Bien decía Alfred Adler ( 1870-1937) fundador de la escuela de Psicología individual "Ningún ser humano puede pensar, sentir, querer, hasta soñar sin que él mismo pueda definir, condicionar, limitar y dirigir los objetivos que flotan frente así" Para lograr lo que quieres en la vida, se requiere de la intención libre y consciente, para elegir lo que quieres. Así es como somos libres para decidir los pasos que vamos dando en nuestras vidas y tener la capacidad de cambiar nuestros objetivos según nuestra propia responsabilidad, obedeciendo, con determinación y certeza, la propia ley que nos hemos auto impuesto.Se trata, decía Adler, de alcanzar un óptimo balance entre los requerimientos de la comunidad con los propios. Tener muy en claro lo que hemos de realizar por los demás, sin dejar de alcanzar nuestros objetivos.Una plenitud inteligente en las relaciones interpersonales, sin caer en la superioridad-inferioridad o en la autoridad-sumisión o la abusiva entre el amo y el esclavo.Así que, fomentar y ejercer la libertad, es uno de los más grandes principios y valores que le dan belleza y trascendencia a la vida. Por lo mismo, dejar que las minorías caprichosas y prepotentes, dominen nuestra decisiones y acaben imponiendo su voluntad, por encima de la nuestra, es un atropello a la dignidad y al sentido elemental del respeto.