Martes, 26 de Noviembre 2024

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Ebrard, ¿qué busca?

Por: Daniel Rodríguez

Ebrard, ¿qué busca?

Ebrard, ¿qué busca?

El espíritu bajo el que se fundó la Organización de Estados Americanos (OEA) era para acercar a los países de América, que fuera un foro regional para dialogar, análisis de políticas regionales, de cooperación y toma decisiones conjuntas para bienestar del hemisferio. Después de 73 años el organismo permanece, pero solamente como una asociación de países del continente pero sin llegar a ser el órgano que dicte directrices trascendentes de asistencia y desarrollo económico, y menos político, porque cada estado es una entidad independiente y en donde la institución no tiene injerencia.

Y uno se pregunta, ¿Cuál es el interés entonces del canciller Marcelo Ebrard o de México de llevar ‘la voz cantante’ en buscar cambios radicales en la OEA como ha venido sucediendo durante este año?.Realmente no hay una respuesta, pero si surgen muchas interrogantes.

En junio, Ebrard criticó severamente la gestión del secretario general de la OEA, Luis Almagro, recibiendo una respuesta diplomática ‘con mucho veneno’ haciendo alusión al accidente de la Línea 112 del Metro, que fue una obra construida en el periodo cuando el canciller estaba al frente de la Ciudad de México. “Yo soy buena gente, por mi parte, le deseo que ninguna obra más que él haya hecho como Jefe de Gobierno de la ciudad de México se derrumbe”. En aquel entonces se pensó que era una rencilla personal.

En julio, el presidente Lopez Obrador (AMLO) se lanzó ‘duro y a la cabeza’ en contra de la OEA, llegando algrado de recomendar sustituirla por un organismos “que no sea lacayo de nadie”, haciendo referencia por supuesto a Estados Unidos. “Es inaceptable que la política de los últimos dos siglos, caracterizada por invasiones para poner o quitar gobernantes al antojo de las superpotencias”.

Y apenas en sabado pasado, Ebrard ‘volvió a la cargada’ -como interlocutor del presidente-, cuando en una reunión ante senadores de Morena -sin venir al caso en un evento de esa naturaleza- reiteró las críticas, calificando de “intervencionista, injerencista, hegemonista” a la Organización de Estados Americanos y dijo que urge que “construyamos políticamente en acuerdo con Estados Unidos para el Siglo 21...pero la OEA no puede seguir siendo un instrumento de intervención” (?). Ebrard fue directo al mencionar que intenta que Estados Unidos esté de acuerdo en desaparecer al organismo continental y establecer “otra arquitectura política, otro diseño político en las Américas”. Y en el mismo evento Ebrard habló de que no funciona el encarcelamiento de opositores al referirse al diálogo entre el presidente Nicolas Maduro y la oposición, y arremetió contra el vecino del norte al decir que “las sanciones son inmorales y además ineficaces...es una agresión a la ética y no provocan lo que buscan”. Y dónde quedó aquello de la no intervención en otros asuntos, cuando en México hay otras prioridades en su propio patio.

Da la impresión que con estos mensajes de protagonismo de México -entiéndase AMLO- quiere posesionarse en el balcón de la cúspide latinoamericana para buscar visibilidad. La herramienta es el canciller y de paso ‘mata dos pájaros de un tiro’. Le da a él la proyección para intentar dejar un legado de liderazgo -que en su gobierno no ha tenido- y de paso promueve a Ebrard a una posición a nivel latinoamericano que sirve de ‘compensación o indemnización’, porque desde hace tiempo se sabe que él no el de las preferencias para suplirlo como inquilino en Palacio Nacional.

En los últimos años Estados Unidos ha demostrado el poco interés que tiene en la OEA, reduciendo paulatinamente el presupuesto que destina a ese organismo, aunque manteniéndose como el principal ‘inversionista’, con casi el 60 por ciento del total de las aportaciones de los 34 países miembros. Su influencia es mucha y ante la sensible relación de vecinos que tenemos, poco eco pudiera tener en Washington la propuesta de México sobre cambios radicales en la OEA. Como ejemplo tenemos los intentos recientes de nuestro país de ocupar posiciones de dirección en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y los apoyos fallidos a candidatos en la misma última elección en la misma OEA, donde el país del norte ha logrado sacar adelante sus recomendaciones. México no ha logrado sus objetivos y en esta nueva búsqueda no parece que corra con diferente suerte. ¿Usted, qué opina?

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