Para los detractores morenistas se consumó el dedazo de AMLO disfrazado con la danza de las “corcholatas”. Para los amlistas, se acabó el “tapado presidencial” y por fin el pueblo decidió quién sería la candidata del partido oficial. Y es que como se esperaba, y como lo señalaban prácticamente todas las encuestas publicadas el último año, Claudia Sheinbaum resultó la coordinadora de los comités de defensa de la 4T, simulando lo que será a la postre la candidata presidencial de Morena-Verde-PT, pero lo que dio la nota ayer fue el rompimiento de Marcelo Ebrard con el partido en el poder. El ex secretario de Relaciones Exteriores hizo que no se cumpliera el pronóstico que apenas unas horas antes había hecho el Presidente Andrés Manuel López Obrador en su mañanera, en el sentido de que el proceso interno de Morena para decidir a quién daría hoy el bastón de mando de la 4T, terminaría sin divisiones internas. Eso no fue así. El cisma vino desde el medio día que Ebrard pidió que se repusiera el proceso por “las incidencias” que anulaban el 14 por ciento de los paquetes de las encuestas, y cuando más adelante denunció que policías impidieron entrar a sus representantes al conteo, y que por esa razón no asistiría a la sesión vespertina de resultados.Por eso sonó fuera de lugar, que al abrir el evento en el que se anunció el triunfo de Shienbaum, el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, hubiera definido como un proceso ejemplar el realizado por su partido, y criticado la ruta transitada por el Frente Amplio por México (FAM), pese a no haber tenido fisuras importantes como los morenistas. Lo cierto es que a todas luces la salida de Ebrard significó una decisión política, ya que lo argumentado ayer no justificaba su salida de último momento, además que tanto la encuesta madre, como las que eligieron las “corcholatas”, incluida la de él, dieron una amplia ventaja a Sheinbaum.Por eso lo que habrá que ver es qué tanto fue una auténtica decisión personal o pactada con su “carnal” el Presidente.Si la motivación fue una especie de reclamo final a AMLO por no haberle cumplido una candidatura que Ebrard pensaba le correspondía por haberle cedido el paso en 2011, el lunes el ex canciller podría manifestarse como el impulsor de una nueva fuerza política o de plano como nuevo aliado de Xóchitl Gálvez. Si el rompimiento es pactado y vino luego de que Marcelo se supo derrotado en las encuestas, es probable que opte por aceptar ser el candidato presidencial del partido de Dante Delgado, Movimiento Ciudadano (cosa que descartó hace tres semanas) y le cumpla a AMLO la misión de dividir del voto opositor y obtenga en premio esa franquicia política. Veremos.jbarrera4r@gmail.com
