Para la colaboración de esta semana había pensado dedicarlo a la sección de las películas mexicanas en competencia, que se iban a presentar en el FICG35 a partir del próximo sábado; deseaba señalar las razones por las que habíamos seleccionado el retrato de la adolescente indígena y sonorense que desea tocar el arpa en “Corazón de mezquite” de Ana Laura Calderón, la enorme rabia del hijo que sólo encuentra desolación cuando se enfrenta a su padre en “Yo Fausto” de Julio Berthely, la agónica impotencia creativa del no guionista tlatelolca de “OK está bien” de Gabriela Ivette Sandoval, la soledad de los niños de “Lobos” de Samuel Kishi y así.Curiosamente a lo largo de la semana pasada, quienes participamos en la organización del Festival atravesamos todos los estados de ánimo posibles; habíamos estado resintiendo la decisión de varios de nuestros invitados internacionales de cancelar su estancia en Guadalajara, ante las dimensiones de la emergencia sanitaria cuyo epicentro se había trasladado a Italia. El martes se había sostenido una reunión de trabajo con las autoridades de salud del Estado, quienes habían señalado que la celebración del Festival era viable; en la tradicional mañanera del Presidente de la República del jueves el Subsecretario de Salud había señalado que no era necesario restringir la movilidad y que actividades como la Feria de San Marcos no tenían por qué ser canceladas. A lo largo de ese día fui optimista.En la tarde inauguramos la primera actividad del Invitado de Honor, Perú, en el Cineforo; en algún momento de esa tarde el gobernador del Estado dio una conferencia de prensa donde mencionó las primeras actividades que se suspendieron ante la situación. Al día siguiente a las 9 de la mañana nos enteramos que las clases presenciales de la UdeG se suspendían y el Festival se posponía.Con buena parte del camino organizativo recorrido, con los materiales publicitarios impresos, con la mayoría de las películas recibidas debemos de poner un alto y formar parte de las medidas de prevención. A pesar de la tristeza que nos envuelve debemos rediseñar y repensar el Festival. En estos momentos no tenemos una fecha ya prevista, debemos de seguir la evolución de la epidemia y en conjunto con las autoridades universitarias y estatales formar parte del proceso de regreso a la normalidad, por decirlo así.Adquirimos, además, una nueva faceta: no sólo vamos a celebrar al cine, vamos a celebrar la vida.
