La historia recoge casos de discriminación por sinrazones de color, raza, orientación sexual, discapacidad, posición económica y el colmo, por desarmonías físicas de cuerpo y/o de cara, vaya de”feos”. Remontándonos en la historia, realmente ha sido poco el tiempo que se ha dedicado a inspirar en los seres humanos sentimientos y actitudes anti—discriminatorias, es decir: tomando en cuenta que se tiene información antropogenética que habla de miles y miles de años cuando aparecieron en la tierra los primeros seres humanos, también se tienen pruebas de la tendencia discriminatoria entre los habitantes de las primeras comunidades, como si esta actitud se encontrara en el ADN de cada uno de nosotros, seres humanos, que quizás estamos permanentemente en estado de evolución.La fealdad física versus la belleza no es un tema simplemente de frivolidad, quien es calificado como feo(a) esta en riesgo, desde pequeño, de que sea objeto de burlas orales y hasta de agresiones físicas. La discriminación enferma emocionalmente y aplicada sistemáticamente desde la infancia va generando sentimientos de rechazo y aislamiento referidas a convivencias, fenómenos ambos que incluso pueden llegar afectar al resto de la familia.Expresiones tan comunes como negativas: “el bebé está muy delgadito, o muy morenito, o es prematuro”, son comentarios que llevan un sentido discriminatorio así se haga de “buena fe”. Luego cuando crecen: es feo pero muy simpático.La persona que transita por la vida con la condición física desarmonica va acumulando un cierto sentimiento de inferioridad que en algunos casos se supera, llegando incluso a convertirse en grandes personajes, sin embargo para otros se vuelve una cotidiana pesadilla, sin olvidar que este lastre puede derivarse en actitudes incluso de violencia. Históricamente ha estado tan presente y es tan preocupante el tema, que una de las industrias más poderosas del planeta Tierra es la de los cosméticos, muchos de ellos tan costosos como inútiles. Uno de los grandes temores por la vejez es precisamente el deterioro físico en general de la persona, deterioro que se traduce en fealdad. Las estadísticas que dan fe de la cantidad de cirugías que se practican a diario con fines de mejorar la apariencia han ido aumentando exponencialmente a pesar del alto costo de las mismas. Hay chicas que piden a sus padres como regalo un trasplante para abundar el busto.En no pocos casos la discriminación por carecer de atributos físicos armónicos y estéticos se convierte en un tiro fulminante del futuro y un pase “cuasi” automático a la exclusión.Tal tipo de discriminación resulta más compleja de lo imaginado, se han registrados casos de sentimientos de venganza que sin previo aviso afloran en forma de desadaptacion, depresión y hasta de violencia, sin descartar la extrema decisión del suicidio. La discriminación en comento no es un asunto para verse de soslayo, cuando emocionalmente no se supera el trauma puede conducir a sentimientos de rebeldía, de adicciones y hasta de venganza.Afortunadamente la cantidad de recursos intelectuales, de argumentos emocionales, la mayoría de los seres humanos que nacen desprovistos de atributos físicos logran superar tal condición y como ya lo apuntamos arriba, convertirse en personas triunfadoras en los diferentes órdenes de la vida. Sin embargo el tufo de la discriminación es insoportable y lo peor aún presente. Han tenido que transcurrir siglos de horrores, para ir desterrando esa insita condición discriminatoria que todos cargamos, un ejemplo basta para entender la injusticia de la discriminación: Hace apenas cinco siglos que el Papa Pablo III reconoció que los indios habitantes de los países conquistados eran “entes con razón”. En abono a nosotros los feos, lo recalcamos una y otra vez, la mayoría se convierten en personas más diestras y hábiles. Salud.