Villanueva y su circunstancia

Ricardo Villanueva, el rector de la Universidad de Guadalajara, se convirtió en los últimos años en uno de los políticos más relevantes de Jalisco. Fue la circunstancia, dirán muchos, y es cierto: la muerte de Raúl Padilla le abrió una cancha que no tenía. Si el ex rector y factótum universitario siguiera al frente del grupo político de la Universidad de Guadalajara es poco probable que Villanueva pudiera estar jugando su capital político con el partido Morena. Pero en política lo que importa es la coyuntura y Ricardo Villanueva supo leerla de gran manera: al mismo tiempo que negociaba un presupuesto constitucional para la Universidad con los liderazgos de Movimiento Ciudadano (Alfaro y Lemus), construyó una relación política muy sólida con la Presidenta Sheinbaum y con Morena.

Mañana, Ricardo Villanueva rendirá su último informe como rector y la próxima semana tomará posesión como subsecretario de Educación Superior. Ese mismo día comienza su carrera por la candidatura de Morena para la alcaldía de Guadalajara. Sería la segunda ocasión en la que el rector competiría por la alcaldía de la capital de Jalisco. Lo hizo en 2015 por el PRI y fue arrasado entonces por un Enrique Alfaro en pleno crecimiento. Villanueva pagó el desgaste de la marca del PRI y nada tuvo que hacer frente a la euforia del alfarismo. En esta nueva oportunidad llegaría con la marca que está en acenso, Morena, y enfrentaría a un Movimiento Ciudadano desgastado y desprestigiado por el ejercicio del poder.

Si bien la carrera por Guadalajara parece bastante despejada (eso no quiere decir ni de lejos que la tenga ya ganada), brincar de ahí a la gubernatura se antoja complicado. Si la política electoral en materia de género se mantiene como hasta ahora, lo más probable es que el INE obligará tanto a Movimiento Ciudadano como a Morena (los dos partidos que hoy tienen oportunidad de competir en 2030) a postular una mujer como candidata. Si eso es así, la pregunta que se tiene que hacer Morena es si usan la candidatura a Guadalajara en el 2027 para promover a una mujer y dejarla en condiciones de competir en el 2030 o la usan para consolidar el proyecto con Villanueva a la cabeza y luego ven cómo resuelven la candidatura a gobernador.

Un buen político es el que sabe leer su circunstancia. Villanueva supo hacerlo de manera brillante frente a la ausencia de Raúl Padilla. Su gran reto ahora es leer el momento político de Jalisco y de Morena. Su nuevo cargo le dará, sin duda, visibilidad y cercanía con los factores de decisión dentro del partido. Lo que no le da es fuerza con las tribus morenistas locales que son más complicadas que la raíz cuadrada y han demostrado tener una gran capacidad de autosabotaje: su votación siempre está por debajo de la intención de voto de la marca.

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