Miércoles, 02 de Octubre 2024

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Filias y fobias: la política exterior de AMLO

Por: Diego Petersen

Filias y fobias: la política exterior de AMLO

Filias y fobias: la política exterior de AMLO

La mejor política exterior es la interior, dijo López Obrador en su toma de posesión como Presidente de la República hace casi cinco años. Nadie puede acusarlo de incongruente, pues la política exterior ha sido en el mejor de los casos tan errática e improvisada como la interior. 

No condenar el acto terrorista de Hamás ha sido quizá el peor error de la política exterior de López Obrador. No sólo porque hay dos mexicanos rehenes de ese ataque, sino que por defender a Palestina terminó dando un espaldarazo a un grupo yihadista que cometió uno de los actos terroristas más crueles de los que se tenga memoria. México pudo perfectamente condenar con fuerza el acto de terror contra población civil inocente y mantener su posición en el reconocimiento a la resolución de las Naciones Unidas sobre el derecho de Palestina a convertirse en un Estado-nación. No haberlo hecho lo ata de manos para ahora exigir, como sí lo hacen otros países, entre ellos Estados Unidos, que Israel no realice ataques indiscriminados y acciones contra la población civil en la franja de Gaza. La supuesta neutralidad de México terminó siendo una tibia e irrelevante posición; los gritos de apoyo a Palestina por parte de diputados de Morena durante el minuto de silencio en la Cámara de Diputados, una toma de postura.

El problema es que no es el único yerro en materia de Relaciones Exteriores. México tampoco condenó la invasión a Ucrania, que, más allá de razones y sin razones, fue violación al derecho de existencia de un país y a la resolución pacífica de los conflictos. Para colmo, México invitó al desfile de celebración de la Independencia a una representación del Ejército ruso. Más allá de si eran soldados de verdad o guardias de la embajada con uniforme, simbólicamente fue una toma de partido por una de las partes en conflicto negando en los hechos la supuesta neutralidad.

La política de no intervención que se invoca para no condenar los actos de barbarie del régimen autoritario de Ortega y Murillo en Nicaragua no se aplica por igual cuando se trata de defender el Gobierno de Pedro Castillo en Perú (el golpista golpeado) o de Evo Morales en Bolivia. No se trata igual a unos y a otros.

Al igual que la política interior, la política exterior del Gobierno de López Obrador es de filias y fobias, de quién le cae bien y quién le cae mal. Si algo no ha sido es neutral lo cual es una opción sí y sólo si esa política es avalada por el Senado de la República. Al igual que en la política interior, el Presidente juega para la tribuna y le deja a los secretarios de Relaciones Exteriores la ingrata tarea de recoger el tiradero.

diego.petersen@informador.com.mx

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