Con estos bueyes hay que arar, dice el dicho popular, que no significa, sino que hay que hacer lo que hay que hacer con lo que se tiene. Aplica para todo en la vida y por supuesto para las y los candidatos. Todos los partidos tienen impresentables, todos llevan horribles compañeros de viaje, pero nadie tiene como Xóchitl Gálvez la desdicha de tener que arar una tierra yerma, seca en credibilidad y encima tener a Vicente Fox ayuntando mucho y ayudando poco.Los comentarios del ex presidente son un lastre. Particularmente el último, este sí un clarísimo ejemplo de violencia política de género, en el que llamó “dama de compañía” a Mariana Rodríguez, esposa del candidato naranja Samuel García. La propia candidata Gálvez tuvo que salir a hacer control de daños defendiendo Mariana de los ataques de Fox, que se comporta cada vez más como el loquito de las redes. Si realmente el ex presidente quiere ayudar a la candidata del Frente lo mejor que puede hacer es callar, guardar el celular con llave y luego tirar la llave.Gálvez tiene ya el voto anti-López Obrador. A ese no tiene que convencerlo de nada, sólo estimularlo y mantenerlo con la esperanza vida. Tiene 24 puntos que ya son suyos y esos mismos de distancia con la candidata puntera, Claudia Sheinbaum, de acuerdo con la encuesta de El Universal, una de las más confiables de las que circulan. Esa cuarta parte del electorado es dura y es a penas poco más que la suma de los partidos que la postulan. El problema es convencer al voto débil de Morena, a esos que votaron por López Obrador y están preocupados por el rumbo que tomo la Cuarta Transformación; esos que no están tan convencidos de que Claudia sea la mejor opción. Atraer el voto débil requiere más que un discurso violento en contra del entorno de los otros candidatos. Son electores que necesitan creer que otro Gobierno es posible. Intervenciones como las de Vicente Fox no hacen sino ahuyentar cualquier posible reconciliación con los partidos del Frente.Ninguna campaña puede controlar completamente la comunicación. Una mala tarde cualquiera la tiene, dicen los toreros, y un mensaje desafortunado en Twitter también. Sin embargo, cuando se trata de un ex presidente y de una reiteración de mensajes desafortunados es un asunto que merece la atención de la campaña y de los partidos. Vicente Fox es el caso más evidente, y diría también el más patético de los políticos incómodos. Más allá de eso, la campaña de Xóchitl tiene que definir cuál debe ser el papel de los partidos y sus personajes, pues si bien es cierto que ellos son los dueños del camión, más lo es que los posibles pasajeros no quieren que ellos manejen.