Parafraseando la cursilería propia de las viejas crónicas de sociales, en emotiva pero hueca ceremonia, el gobernador Enrique Alfaro rindió un masivo Informe de Gobierno que poco tuvo de republicano y mucho de fiesta de despedida. En ella, ante las huestes naranjas que abarrotaron el salón, el gobernador hizo entrega a Pablo Lemus, a manera de herencia simbólica, del banquito con el que inició la campaña hace ya varios años. El banco de madera, inspirado en el que usaba Lenin para arengar al pueblo ruso a inicios del siglo XX, lo usó poco Enrique Alfaro, pero se convirtió en un símbolo de la campaña. Aunque difícilmente lo veremos montarse en él, no le vendría mal a Lemus saber qué hay dentro de ese banco, cuál es la herencia que le están dejando. Y es importante que lo sepa para que luego no nos vaya a salir, como todos los políticos, como el propio Alfaro, con que no se imaginaba que gobernar fuera, en sus palabras, tan cabrón.Dentro del banco que recibe Lemus hay un problema enorme y otros bastante complicados. Menciono tres. El problema enorme es el de seguridad. Pues, aunque al gobernador le encante presumir cifras de grandes reducciones más le vale a Lemus leer la letra chiquita de esas cifras. Sí, los homicidios se redujeron 36 por ciento del 2021 al 2022, si no se toma en cuenta los cuerpos encontrados en fosas. Si sumamos esos la reducción se vuelve marginal, esto es a menos de cinco por ciento. Pero en ningún momento el gobernador habla de la crisis de desaparecidos que hay en este Estado. En 2022 hubo un promedio diario de 4.9 personas desaparecidas y no localizadas. Tristemente lo más probable es que al menos la mitad de ellas tarde o temprano aparecerán muertas, por los que podemos decir que la reducción de homicidios tiene más que ver con una política de no búsqueda que con un cambio radical en la política de seguridad.Otra cosa que no va a encontrar Lemus en el banquito del gobernador son los 20 metros cúbicos por segundo de dotación de agua que presume el Gobierno dejará al final del sexenio. Una buena parte de ellos son imaginarios o, dicho de otra manera, están a miles de millones de pesos de inversión para convertirse en realidad. En el banquito no viene, podemos asegurarlo, el cheque para hacer el nuevo acueducto Chapala-Guadalajara, ni las para las obras complementarias para traer agua de la presa El Zapotillo, ni para ampliar las plantas de potabilización.Lo que sí va a encontrar Lemus en el banquito de Alfaro son un montón de políticos naranjas en edad de merecer y que se sienten con derecho a seguir teniendo hueso merced a sus méritos en campaña. Eso van a salir a borbotones, un verdadero manantial de oportunistas que aplaudieron, y mucho, el día del informe.diego.petersen@informador.com.mx