Domingo, 24 de Noviembre 2024

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De partidos y elecciones

Por: Ismael del Toro

De partidos y elecciones

De partidos y elecciones

En el mundo contemporáneo, el debate en torno a la eficacia de los partidos políticos como canales para una efectiva representación ha estado en el centro de una profunda reflexión democrática. A medida que nos adentramos en un nuevo ciclo electoral, algunas preguntas rondan eventualmente las conversaciones que se suelen dar en reuniones familiares, sociales y de sobremesa: ¿Qué tanto representan realmente los partidos políticos y sus candidatas y candidatos a la ciudadanía?, ¿es la agenda ciudadana, la agenda de los partidos? ¿es la agenda ciudadana la que guiará las decisiones públicas? estas reflexiones, que hoy encuentro vigentes, nos llaman sin duda a reflexionar en torno a la labor de estas organizaciones en la construcción de la agenda que defienden como prioritaria y en su trabajo como formadores de posibles representantes políticos, gobernantes y servidores públicos.

Estos dos procesos surgen así como alternativas para evaluar la función democrática de estos organismos y clarificar si las ciudadanas y ciudadanos están encontrando en ellos el entorno y las herramientas para formarse y desarrollar su intención y por qué no, vocación para la participación política en sus comunidades.

En años recientes, hemos sido testigos de cómo en el mundo se aprecia un fenómeno: lideres políticos emanados de la coyuntura parecen apropiarse de las organizaciones que les impulsan y las utilizan como vehículo para obtener el poder, defendiendo para ganar sobre todo agendas particulares, personalísimas en algunos casos, que no necesariamente se han construido o incluso dialogado con la militancia.

Ante este escenario, surgen nuevas dudas, ¿por qué los partidos permiten que este tipo de liderazgos se adueñen de sus dinámicas y contiendas políticas internas en un tiempo tan acelerado? Y, ¿cómo es que se hacen de las candidaturas más relevantes? ¿Qué dinámica partidista y política permite este proceso? ¿Por qué la militancia de un partido acepta que una persona ajena a su organización encabece la candidatura más relevante? Para algunos la respuesta sería que las candidaturas se definen por rentabilidad electoral y de ser el caso, el diagnóstico para los partidos que presentan estas dinámicas es preocupante, porque si deben buscar afuera, quiere decir que no están siendo capaces de impulsar y fortalecer a su interior liderazgos que ganen elecciones, ello habla asimismo de un fuerte distanciamiento con la ciudadanía.

A través de procesos como el que he planteado vamos atestiguando cómo las y los ciudadanos se encuentran cada vez más alejados de los partidos como mecanismos de participación política. De acuerdo con el Informe 2023 del Latinobarómetro, solo el 21% de la población entrevistada en América Latina señaló estar de acuerdo en que los partidos funcionan bien, porcentaje que para México es del 36%; en contraparte en México el 58% respondió que esta de acuerdo en que la democracia puede funcionar sin partidos, el dato para América Latina es de 41%.

Francisco Reveles Vázquez señala que los partidos políticos no son inherentemente antidemocráticos ni inevitablemente oligárquicos; sino que son definidos por las prácticas de sus miembros. Coincido con esta visión y por ello sostengo que es crucial superar la concepción oligárquica, pragmática y de mercado de los partidos, es urgente fortalecerles al interior, nutrir los vínculos entre las bases y las dirigencias, implementar mecanismos de democracia directa para la configuración de sus agendas políticas y de gobierno, incluir en ello el desarrollo de asambleas sociales deliberativas y democratizar y transparentar los procesos internos haciendo accesible para una persona interesada en participar en la organización trazar un proyecto de trayectoria política, lo anterior podría iniciar el proceso de los partidos a reconfigurarse como canales genuinos de incidencia social.

Las reflexiones que he planteado son solo una parte de una preocupación que considero debe ser prioritaria, no solo en el marco de los procesos electorales, sino sobre todo, como parte de una agenda persistente orientada a evaluar la crisis de representación actual y para encontrar posibles vías para comenzar a atenderla, es por ello que la mirada con este objetivo debe estar no la presente contienda electoral, sino en la siguiente.

El escenario a eludir es que el aparente vacío de liderazgos lleve a la caza de candidatos o candidatas seis meses antes de que inicien los procesos electorales, una candidatura debe forjarse en la comunidad, de la mano de las personas, recuperando sus inquietudes, necesidades y propuestas y ello requiere tiempo, la palestra puede ser un partido político o una organización social, lo relevante es que no se improvise, que no se diseñen candidaturas desde la computadora, desde el marketing, distantes de la realidad de las personas.

La crisis de los partidos políticos refleja una crisis más amplia de representación y legitimidad. Frente a este desafío, la solución no reside en el abandono de las estructuras existentes, sino en su transformación. A través de la innovación y el compromiso democrático, es posible reconstruir a los partidos políticos como verdaderos espacios de representación y participación ciudadana.

@DelToroIsmael_

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