Ayer los israelíes acudieron a las urnas -por cuarta vez en los dos últimos años- tratando de superar la crisis político y económica que vive el país, que se ha visto agravada con motivo de la pandemia. El Primer Ministro, Benjamin Netanyahu, tiene la confianza que la implementación de su campaña de vacunación -la más exitosa del mundo- se refleje en la decisión que se tome en las urnas. Sin embargo un sector muy amplio de la población le pide a gritos “que se vaya” y deje el cargo que desde el 2009 ocupa. Sin embargo, al margen de la situación económica del país y de los resultados de la elección, llama la atención que la oposición haya recurrido a personalidades de la televisión como candidatos para intentar ganar la contienda electoral.Este tipo de maniobras políticas no es nueva. Hace cinco años en Guatemala -como un experimento de la entonces oposición- nominó al comediante Jimmy Morales que llegó a la presidencia y que resultó de muy malos recuerdos, porque no es lo mismo estar en el escenario que portar la banda presidencial y tomar atinadas decisiones gubernamentales.Por otra parte, tenemos el caso de Arnold Schwarzenegger que cumplió con dos periodos como gobernador de California, pero que al final entre la crisis económica del país que le tocó vivir y sus decisiones de no aumentar impuestos, además de su promesa de reformar el sistema político californiano que nunca sucedió, su proyecto de gobierno quedó frustrado. Se demostró que Sacramento -la capital de California- no es lo mismo que los escenarios cinematográficos de Hollywood.Un caso muy diferente fue el del actor Ronald Reagan, quien gobernó California ocho años y se convirtió en el presidente número 40 de los Estados Unidos. Aquí fue una historia diferente. Como actor no fue una superestrella, pero simplemente aprovechó sus habilidades de gran comunicador y ya durante su estancia en el gobierno levantó la moral del país, le inyectó optimismo y terminó ganando la ‘guerra fría’ en contra del comunismo. Era un hombre que se rodeó de funcionarios experimentados y que con el apoyo de su optimismo, con su famosa frase de “lo mejor está por venir”, marcó una diferencia y destacó.Reagan fue un ‘garbanzo de a libra’ que rompió la regla. Regla que es muy difícil romper. Aquí en México tenemos ejemplos ‘vivientes’ -solo por mencionar uno-, como es el caso de Cuauhtemoc Blanco en el estado de Morelos. Sobran los comentarios. Se demuestra que ser estrella en la cancha, no garantiza el éxito al sentarse en Palacio de Gobierno.Hoy, que estamos enmedio de la fiesta pre electoral en México y que nos damos cuenta que los partidos políticos, ante la falta de militantes y funcionarios capaces, responsables y honestos, recurren a actrices, actores, entrenadores de fútbol, comentaristas, ciclistas, boxeadores, clavadistas, ex miss universos, cantantes, conductores o ex futbolistas, nos damos cuenta de la pobreza del sistema político en lo que a protagonistas se refiere. No se duda de la capacidad que muchos de ellos pudieran tener, pero cuando la designación se usa de emergencia y como recurso ante la carencia de políticos de peso, hay que estar preparados para cualquier cosa.¿Usted, qué opina?daniel.rodriguez@dbhub.net