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Con qué auto soñar en 2025

Con qué auto soñar en 2025
Yo siempre he preferido el lujo sobre la deportividad en los autos. Claro que los italianos como Ferrari y Lamborghini, ingleses como Lotus o McLaren, también me llaman la atención, pero desde niño eran los autos grandes, conocidos por su lujo y comodidad, lo que me atraía.
En mis sueños, en muy buena parte inspirados por el amor de mi padre por esa marca, algún día tendría un Mercedes-Benz, pero eso era algo tan lejano para mi realidad económica entonces, que ni siquiera me atrevía a soñarlo. Si un Mercedes era lejano, un Rolls-Royce era imposible. Y la primera vez que conduje uno, fue el hombre más feliz sobre la tierra. En mi infancia y adolescencia, incluso en buena parte de mi vida adulta, era fácil elegir un auto con el cual soñar. Hoy, sin embargo, ya no me parece tanto.
Además del lujo, el diseño siempre fue importante para mí. Por esto el Citroën DS es mi auto favorito en toda la historia. Sí, no a todos les gusta, pero a mí me encanta. El francés fue un auto extremadamente avanzado para su época. Cuando la marca lo mostró por primera vez en el salón de París en 1955, fue un éxito arrollador.
Era distinto a cualquier cosa que se había visto antes y hoy, 70 años más tarde, lo sigue siendo. No sólo era el diseño, el coche tenía más de 50 patentes, entre ellas los faros giraban en las curvas para ayudar al piloto a tener visibilidad.
Dicen los afortunados que ya anduvieron en uno, que era el auto más confortable jamás producido. Era tan estable que podría circular incluso si le quitábamos una de sus ruedas. Jamás pensé que compraría un Mercedes y conduciría varios Rolls-Royce antes de andar en un DS. La vida tiene sus caprichos.
Claro que deseé varios autos más. El Mustang, que no se vendía en Brasil en mi época, era uno de ellos, pero más lo era el Challenger, que además de rápido, bonito y deportivo, era cómodo, como me gusta. El Jaguar XJ, con su soberbia elegancia, me fascinaba. El Lincoln Continental, también.
Malditas SUV
Cuando comenzaron a popularizarse las SUV, con la Ford Explorer de los años 90, también me gustaron. Pero era un gusto exótico, como puedes disfrutar un platillo de chapulines eventualmente, pero no sería tu comida diaria. El detalle es que se volvió la dieta habitual de todos, en todo el mundo. Y no parece que esto se vaya a acabar, todo lo contrario.
Cuando Porsche anunció la producción de la Cayenne, muchos se indignaron y me incluyo, pero la realidad que ya todos conocen es que el producto salvó la empresa y permite que aún exista el 911. Y cómo era fea la primera Cayenne. De la misma manera me parecen de mal gusto las SUV de casi todas las marca de ultra lujo y deportivas exóticas, como la Bentley Bentayga, la RR Cullinan, la Aston Martin DBX, la Ferrari Purasangre (un poco más agraciada que las demás) o la “buchonsísima” Lamborghini Urus. Qué difícil es para mí, tener una de estas como objeto de deseo, por mejor que se manejen.
Luego, están los eléctricos. Claro que hay muchas cosas muy agradables con relación a ellos. El torque inmediato, el aplomo, el bajo centro de gravedad, el silencio. De hecho esto último es lo único que me hace pensar que un mundo sólo con autos eléctricos sería mucho más agradable, porque sería menos ruidoso. Pero el detalle es que, individualmente, cuando me imagino manejando en una bella carretera de curvas, el silencio estorba. Es tan ensordecedora esa ausencia de ruido, que me se me figura como hacer el amor con una mujer que solo te da permiso, pero no lo disfruta. Dame un 911 turbo antes que tres Taycan, por favor. Luego, está el tema de la carga. Un auto es sinónimo de libertad de movimiento, no de paradas programadas en tu ruta.
Es algo incoherente, lo sé, pero por más que disfrute el confort absoluto de andar en una Lincoln Nautilus, no sueño con una, con el fervor con que admiraba un Miura. Hoy, cuando busco un auto que despierte mi espíritu joven y me haga soñar, pocos me vienen a la mente. Uno es un Pagani Utopia. Otro, el Lotus Emira y tal vez el 911 de siempre, pero no un Tesla o un Xiaomi. ¿Y tú, con qué auto sueñas?
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