“En las últimas semanas, las referencias a México se han multiplicado en los foros políticos y económicos de los Estados Unidos. Por un lado, la creciente convicción de una corriente convergente de intereses económicos que se instalan aquí, y por otra, la narrativa que plantea presentar a México como la única causa del mal de las drogas y sus funestas consecuencias. Esta última es una falacia absurda, pero tiene rendimientos en la lucha electoral. Los sectores conservadores presentan iniciativas para presionar al gobierno del Presidente Biden para que endurezca su posición frente a México. Ambos temas se trataron en la última reunión trilateral de líderes de Norteamérica.Al mismo tiempo, las oportunidades económicas y las organizaciones criminales mexicanas son objeto de atención en los círculos de decisión en Washington. En ese sentido, vale la pena citar la audiencia del pasado 15 de febrero del Comité de Relaciones Exteriores del Senado sobre la lucha contra el tráfico ilícito de fentanilo. Los líderes del Senado escucharon testimonios de funcionarios de la DEA y de la Casa Blanca sobre el papel de los cárteles mexicanos de la droga en las cadenas de suministro de fentanilo, las repercusiones de esta crisis en la migración y la seguridad fronteriza, y los retos y oportunidades que plantea para la cooperación bilateral entre Estados Unidos y México (puede verse una versión transcrita de la misma en https://www.wilsoncenter.org/article/briefing-senate-foreign-relations-committee-countering-illicit-fentanyl-trafficking-hearing). En ella, algunos senadores criticaron a la Administración Biden y a México sobre la forma como se maneja el problema. Días después se presentaron las propuestas del representante republicano de Houston Dan Crenshaw y del senador también republicano Lindsey Graham en donde enfocaron sus ataques al Presidente López Obrador, en medio de la tragedia que culminó con la muerte de dos ciudadanos estadounidenses en Matamoros. Y se publicaba un texto de William Barr en el diario Wall Street Journal con una propuesta similar.Es evidente que las propuestas absurdas respecto a la intervención militar en México son provocaciones políticas encaminadas a debilitar a los gobiernos actuales de ambas naciones y a sacar provecho electoral del asunto. Y a ellas hay que llamarlas por su nombre, y por eso las autoridades mexicanas han expuesto posiciones firmes frente a los señores Barr, Graham, y Crenshaw, que como ha dicho el Canciller Marcelo Ebrard, son contrarias al derecho internacional y al espíritu de colaboración en el que se trabaja formalmente entre ambas naciones.Más allá de estas vistosas circunstancias, está la relación bilateral que desde hace meses ha entrado en una nueva etapa de colaboración, específicamente en los temas de seguridad, con un nuevo enfoque que permita cambiar la idea del único villano del problema, para mirar temas con corresponsabilidad, como el tráfico de armas hacia México o el seguimiento de los activos ilícitos.Es importante distinguir entre la posición oficial enmarcada en el nuevo marco de cooperación bilateral y las perspectivas geopolíticas que abren oportunidades económicas, y estas provocaciones oportunistas de algunos grupos conservadores. Habrá que estar preparados para ver que los temas relacionados con México crezcan en las narrativas de las campañas políticas que se preparan para las elecciones de noviembre de 2024 en Estados Unidos. Seguramente habrá muchas más referencias a la migración, la seguridad y la economía que involucrarán a los intereses mexicanos.Como nunca antes, la necesidad de actuar en razón de estos hechos, en la arena de los Estados Unidos, ha sido tan evidente. El trabajo de la diplomacia mexicana, así como el de las empresas y ciudadanos mexicanos allí, es cada vez más relevante. En primer lugar, para centrar las provocaciones absurdas en su dimensión y concentrar la atención en la construcción de mecanismos binacionales cada vez más efectivos, equitativos y enfocados a servir a las personas.La importancia de México en el concierto regional y mundial es cada vez más relevante y estas situaciones ponen de manifiesto que estamos en el inicio de lo que podríamos llamar el nuevo Mexican Moment, con nuevas facetas económicas y políticas. Somos una potencia emergente que cuenta con estabilidad política y económica, que ahora se enfoca en resolver estructuralmente el problema más apremiante de las últimas décadas: la seguridad. Al fin de cuentas, estos incidentes habrán de servir para la construcción de soluciones.luisernestosalomon@gmail.com
