Con la llegada de COVID-19, las medidas de confinamiento en el mundo le han dado un respiro al Planeta Tierra. El paro de gran parte de la planta productiva, así como la caída del transporte terrestre y aéreo han causado una fuerte disminución en la contaminación del aire. Por ejemplo, en Italia se reportaron disminuciones de dióxido de carbono de hasta 40% en ciudades como Milán. En el mes de marzo, la contaminación en Nueva York se redujo en casi 50% y en la Ciudad de México se registró una reducción de 35% en la concentración de dióxido de nitrógeno. Se espera que la demanda global por energía se desplome 6% este año, eso es equivalente a la demanda de energía de India, el tercer consumidor mundial. Como consecuencia, las emisiones disminuirán a niveles de 2010. En ese contexto la Agencia Internacional de Energía calcula que COVID-19 reducirá la demanda de combustibles fósiles y que la electricidad renovable será la única fuente resistente al mayor choque energético que hemos visto en los últimos 70 años. Ya se comienzan a ver indicios de ello, la demanda por gas disminuyó 5%, y por carbón 8%, la caída más grande desde la Segunda Guerra Mundial. Por otro lado, la energía renovable sigue aumentando y se espera que crezca 5% en 2020 para representar casi el 30% de la demanda mundial por electricidad. Pero en México el CENACE vive en otra realidad. Aquí con el pretexto de la emergencia del COVID-19 se actúa al revés que en todo el mundo, dando prioridad a la centrales fósiles en el despacho de energía sobre las renovables. ¡Urge hacer justamente lo contrario! A medida que los países empiecen a reactivar sus economías se debe hacer un esfuerzo por poner la energía verde en el centro de la recuperación económica. Si los países empiezan a relajar ciertas normas ambientales para ayudar a reavivar la economía en crisis, el repunte en emisiones podría ser incluso mayor que la disminución. El COVID-19 es un llamado a promover una verdadera sustentabilidad en el planeta. No dejemos que esta crisis sea en vano, saliendo de la pandemia debemos de seguir por el camino de más energía renovable y construir una economía mucho más sustentable.