Durante años he pensado que lo más difícil de todo lo que engloba la escena artística -además de crear-, es acercar al público. Ciertamente hay uno, que ahí está presente o cautivo de ciertas actividades en el año como el Festival de mayo, la Muestra estatal de Teatro, la Orquesta Filarmónica de Jalisco, el Festival de cine, el Foro FIL y que han formado -para bien y para mal- el gusto del público tapatío.Gestores y promotores han incursionado con compañías de danza, teatro, circo y cuanta disciplina pueda montarse en un escenario tratando de sacar del sofá tanto al asistente más erudito, como al que de plano no se para en un evento desde que lo llevaron en la primaria a conocer el Teatro Degollado.En Guadalajara, las cosas van, digamos como han ido, sin novedad: gran infraestructura con contenido que, juzgue usted. Pero es en el resto del Estado que los auditorios y pequeños foros en términos de infraestructura empiezan a moverse. Se nota, por lo menos en redes sociales y en presupuesto ejercido, el ímpetu de esta nueva gestión de Cultura Jalisco de renovar espacios en el interior del Estado.El Auditorio de la Ribera (en Chapala) por ejemplo, es un espacio privilegiado que atiende a un municipio en el que bien organizados, como lo son, están dispuestos a venir a Guadalajara para ver un ballet o un concierto.El meollo del asunto no es tener como hemos visto, gran infraestructura aunque sea necesaria o grandes y millonarios festivales, lo que es vital es tener producciones locales que se hagan desde ahí, que sean genuinas y honestas, es necesario apoyar a los artistas emergentes, salirse del esquema de sólo presentar lo políticamente correcto y abrir la estructura burocrática para que esto suceda.Creo que era necesario voltear a ver los espacios, pero insisto que es vital saber de qué los vamos a llenar para poder atraer a una nueva generación de público consciente. Ya se verá…argeliagf@informador.com.mx • @argelinapanyvina