Miércoles, 27 de Noviembre 2024

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¡Bravo por la Villa Panamericana! (y III)

Por: Juan Palomar

¡Bravo por la Villa Panamericana! (y III)

¡Bravo por la Villa Panamericana! (y III)

Grandes lecciones que aprender. Tal vez, la más amplia, es que la ciudad no se hace con usura. Ni con corrupción ni con politiquerías. La historia de la Villa Panamericana, en sus dos sedes, es altamente ejemplar. La primera propuesta, la Villa Panamericana inscrita en el Proyecto Alameda, fue la víctima de la corrupción sistémica mexicana. Con su cancelación la ciudad pagó, en varios sentidos, un altísimo precio; y perdió décadas en la consecución de un mejor centro histórico. Y aunque esa corrupción sea sistémica, los responsables directos están a la vista. Afortunadamente quedó del desastre un gran patrimonio: los 13 predios libres de polvo y paja. Se ha intentado, con poco éxito, utilizar la reserva territorial del Proyecto Alameda para reconvertirla en la Ciudad Creativa Digital. Se han realizado un edificio a medio terminar, ciertas infraestructuras, una remozada al Parque Morelos. Pero quedan 12 terrenos: ¿qué hacer? Retomar y volver a hacer vigente el espíritu del Proyecto Alameda, repoblar el centro mediante la oferta de vivienda atractiva y asequible para todas las capas socioeconómicas. Y hay 12 estupendos proyectos arquitectónicos, pagados por el ayuntamiento, listos para avanzar. Y mejorar y renovar todo el tejido urbano, activar toda la demarcación y aprovechar la sinergia del Paseo Alcalde. Esperemos que las autoridades y la sociedad puedan reflexionar y aprovechar la enorme oportunidad.

En cuanto a la Villa Panamericana del Bajío del Arenal habría que hacer algunas consideraciones. El Bajío debió de permanecer libre de cualquier construcción. Los viejos ingenieros lo sabían muy bien. Pero, de nuevo, la usura. El Bajío debió haber sido la continuación de La Primavera hasta el mismo borde del Periférico y de la carretera a Saltillo. No fue así, para tristeza y vergüenza. El bosque de la Primavera, por lo menos, debería tener el anillo de amortiguamiento en que tanto han trabajado Pedro Alcocer y Sandra Valdés, del Iteso, con su fundación Anillo Primavera. ¿Qué hacer ahora con la Villa Panamericana? Demolerla y que no quede huella, es la primera reacción. Que sirva de lección y antecedente. Es una opción extrema, pero provocada por una interminable historia de atropellos.

Ahora, imaginemos una opción con matices. La Villa como contraveneno y vacuna contra futuras amenazas ambientales y urbanas. ¿Cómo? Habitándola, una vez que TODOS los impactos estén verificados y neutralizados. Es perfectamente factible y se hace en muchos lugares. Además, habría que pedirle al ayuntamiento de Zapopan que no autorice absolutamente nada sin lo anterior y sin que se triplique el área de cesión del desarrollo. Esa área podría ser un escantillón muy completo, una muestra patente de cómo establecer una zona de amortiguamiento eficaz y útil: que el bosque, en vez de continuar siendo disminuido, crezca, por lo menos con esos terrenos. Además, que se actualice de manera muy astringente el Plan Parcial del Bajío del Arenal, con el objeto de hacer áreas de protección ambiental a todos los predios posibles mediante un mecanismo de compensación y un fideicomiso. Correspondería al arquitecto José Pliego, quien ha tratado de rescatar desde hace años el Bajío, llevar adelante los estudios adecuados.

También tiene ventajas, hay que aceptarlo, en no tirar 1,500 millones de pesos a la basura, devolverle sus ahorros a los pensionados, y no perjudicar a las gentes involucradas de buena fe en el asunto. Pero es indispensable el deslinde de responsabilidades, el asumir consecuencias. Nunca más una Villa del Bajío del Arenal.

Y, por el otro lado, salvemos el centro, es más que factible retomar el Proyecto Alameda, no por quienes lo inventaron, sino por el futuro de los tapatíos.

jpalomar@informador.com.mx
 

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