Lunes, 02 de Diciembre 2024

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Bienvenido, verano

Por: Gabriela Aguilar

Bienvenido, verano

Bienvenido, verano

Sí, ahora sí llegó el verano, y no sólo por las ansiadas lluvias que despejaron un poco el calor, también por el cierre del ciclo escolar 2022-2023. Un fin de cursos singular en la educación básica, digamos que con puntos suspensivos, pues aquellos alumnos que por cualquier motivo no alcanzaron a cumplir con los requerimientos del programa académico permanecen un par de semanas más en regularización, un formato que no existía años atrás.

Cuando yo era niña el resultado era simple: aprobado o no aprobado; pasar o repetir curso. Sucedía poco, pero sucedía. Ahora se consideran otros factores y otras competencias del alumno que convierten en más que números absolutos el aprendizaje de los menores y observan las habilidades que se necesita reforzar en ellos.

Lucía tiene dos hijos, uno sobresaliente en su salón y otro no tanto. Con uno no tiene que revisar siquiera los libros, con el otro tiene que hacer recuento de cómo aprendió las tablas y las fracciones para emitir su mejor explicación y apoyarlo con la tarea. 

Pese a lo complicado que le resulta cumplir con su voto de paciencia, Lucía estaba segura que su hijo menor estaría en las clases de regularización, pero no. La maestra liberó al pequeño -que en los últimos periodos tuvo calificaciones apenas aprobatorias- de las clases de regularización. No entendió el porqué, pero ahora sus hijos oficialmente están de vacaciones mientras algunos de sus compañeros siguen asistiendo a clases. 

Dicen por ahí que “lo que bien se aprende, nunca se olvida”, pero también hay quien dice que “lo que no se aprende, no se adivina”, y yo coincido. Es responsabilidad de la SEP encontrar la estrategia adecuada para que esta generación de estudiantes estreche el rezago educativo luego del tiempo de educación a distancia obligatoria, y con los cambios de líderes en dicha Secretaría habría que ver en qué estatus queda la continuidad al respecto, pero independientemente de que vayamos ya por el tercer secretario de Educación en el sexenio, es cierto que la corresponsabilidad está en casa. 

Se habla de cuatro años de rezago, de un escollo y de un efecto dominó. Eso está por verse, todo depende de cómo abordemos el problema. Lucía me contaba que en la escuela de sus hijos las métricas son muy claras, tras cada periodo de evaluación se desglosan los resultados y se le pide a los padres el acompañamiento en casa en sus áreas de oportunidad, material didáctico gratuito de por medio. No van a ciegas. No sé si es una directriz de la SEP o una estrategia a cuenta personal del plantel de educación pública donde estudian los hijos de Lucía, pero no dejan a nadie indiferente, todos participan, al final de cuentas es una tarea compartida. 

Mientras el cierre oficial de actividades académicas llega, se disfruta ya el cambio en el ritmo en la ciudad, con calles y avenidas menos congestionadas; sin embargo, ahora toca activar el ingenio para mantener ocupados a los pequeños y no reine el caos en casa. Todos recordamos distinto los veranos. Para algunos significaba viajes a destinos de ensueño; para otros, pasar temporadas con la familia que no veían nunca; para algunos más, la oportunidad de aprender algo nuevo; para los menos afortunados, días interminables solos en casa. Así que independientemente del verano que diseñemos para nuestros hijos, pensemos cómo nos fue ayer y hagamos que hoy valga la pena para ellos, mañana nos daremos cuenta que fue la mejor inversión.

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