El Plan Colombia, concebido en 1999 y aprobado en el 2000, cuando los gobiernos de Estados Unidos y Colombia -encabezados por los presidentes Bill Clinton y Andrés Pastrana- fue un acuerdo binacional para terminar con el conflicto armado interno en el país sudamericano, recuperar la seguridad, consolidar el desarrollo y crear estrategias para el combate del narcotráfico. Ante los pobres resultados obtenidos, en el 2016 los mandatarios de ambos países - Barack Obama y Juan Manuel Santos-, anunciaron un giro al Plan Colombia transformándolo como Paz Colombia. 23 años después la violencia continúa -con solo treguas que no acaban con el problema- y hoy Colombia es el mayor productor de cocaína en el mundo con casi 205 mil hectáreas cultivadas.Bueno, pues el congresista estadounidense Lindsey Graham, quien dijo que “seguir brindando refugio seguro a los carteles -refiriéndose al gobierno de México- , eso significa ser enemigo de Estados Unidos”, nuevamente volvió a la cargada y prometió introducir una propuesta de ley para considerar a los integrantes de los carteles de la droga como terroristas, que se autorice la intervención del ejército de los Estados Unidos y que se implemente un Plan México en base a la experiencia colombiana.El controvertido y radical político republicano del estado de Carolina del Sur, durante la conferencia de prensa en el Congreso, le envió un mensaje directo al presidente López Obrador, al decir, “Usted ha dejado que su país caiga en manos de terroristas. Su capacidad y determinación no existen. Y usted no nos está dejando más opciones”.Lamentó Graham que “ya hemos estado hablando de esto por lo menos durante una década y se ha convertido en un arma de destrucción masiva”. Y justificó su propuesta al señalar que ellos -Estados Unidos- “sabemos cómo viven -los narcotraficantes- y como ganan dinero. Los terroristas viven en cavernas, están comprometidos a su causa, pero el narcoterrorista vive en mansiones y al aire libre”.Sin embargo, habrá que tomar en cuenta que la decisión -y los congresistas lo saben- de calificar terroristas a los miembros de los cárteles, no se da por una disposición del Congreso, sino por designación directa del Departamento de Estado y el Departamento del Tesoro, en coordinación con el Departamento de Justicia. Los dimes y diretes en los pasillos del congreso estadounidense es ‘politiquería’ por parte de los republicanos para presionar a la administración de Joe Biden y ponerlo ‘contra la pared’ en la antesala de los procesos electorales.Y aunque Lindsey Graham amenaza con “dar autorización al ejército -norteamericano- para combatir a estas organizaciones -los cárteles-”, agregando que “si lo tenemos que hacer, lo vamos a hacer”, es muy improbable que pueda suceder. Además, los congresistas pregoneros de enviar a militares a combatir a los cárteles mexicanos, antes de proponer deben pensar que ellos son parte del problema y también deben cumplir con lo que les corresponde, porque si no existiera la inmensa demanda -de droga- de una importante parte de la sociedad norteamericana, a lo mejor no estarían ‘rasgándose las vestiduras”.¿Usted, qué opina?daniel.rodriguez@dbhub.net