Si algo hay que lamentar del debate público, es que con demasiada frecuencia los unos se quejan del otro (de YSQ) utilizando tácticas o argumentaciones típicas de la mañanera. Así pasa con el ejercicio de revocación de mandato, en el que algunos opositores al presidente usan nombres de columnistas, el mío incluido, para decir que uno está invitando a no participar en esa consulta. Falso. O falso al menos en lo que a mí concierne.El hecho de que se haya incluido en la ley mexicana la revocación de mandato es un avance democrático.Para las generaciones que vieron cómo el sistema burlaba la voluntad ciudadana expresada en votos; para quienes padecieron la cerrazón de las autoridades emanadas de esos procesos fraudulentos, que monopolizaban la agenda pues ellos habían “ganado” las elecciones y por tanto eran los únicos que podían decidir temas y tiempos, para todas esas mexicanas y mexicanos el hecho de que ahora en adelante se pueda votar para remover a un mandatario es una gran noticia.Al menos en el papel, esta es la evolución más significativa de los movimientos abocados a democratizar el entonces Distrito Federal a fin de que dejara de ser un protectorado del Presidente en turno, y los capitalinos unos ciudadanos de segunda en cuanto al derecho a votar a sus autoridades.Entonces: que exista la revocación de mandato es bueno. Como se le está manipulando desde Palacio es muy cuestionable. Pero de ahí a que se diga que uno está invitando a no votar, es otra cosa.Criticar el uso que AMLO hace de la revocación no es invitar a que no se participe. Ese derecho ya se ganó y toca a las y los ciudadanos decidir si acuden o no a las urnas el 10 de abril.Quién duda de que Andrés Manuel López Obrador está utilizando esa consulta para beneficio propio. Es burda -impúdica incluso en términos del viejo régimen- la promoción presidencial que se hace en las calles.Encima, todo el proceso previo a la consulta ha servido para hacer más obscena la embestida contra algunos consejeros del INE en particular y en contra del instituto en general. Por ello he dicho que quizá estemos ante una jugada de dos bandas, que pretendería dado el caso de un resultado adverso o bochornoso, cobrarle a ese organismo y algunos de sus líderes tanto el eventual fiasco como un resentimiento que AMLO no ha sanado desde 2006.La revocación también ha mostrado el talante de cuatreros de la ley que tienen en Morena, donde han llegado al lamentable espectáculo de pretender, mediante un procedimiento legislativo apresurado y burdo, enmendarle de última hora la plana a la Constitución sobre lo que pueden o no pueden las autoridades con respecto a la difusión de mensajes en la antesala de esa jornada de participación ciudadana.Todo eso es criticable. Pero que quieran poner que uno está en contra de que la gente participe, que lo difunda en sus tuits alguna figura que aún no había comenzado el sexenio y ya calificaban de fraude al presidente, hay mucha distancia.Hay opositores que invitan a participar y columnistas que han detallado argumentos para que no se acuda. Esto no es malo per se.Lo malo es que opositores sin argumentos propios para invitar a no votar traten de manipular y confundir: las críticas en columnas o debates son eso, opiniones o puntos de vista. Cuestionar no es oponerse al presidente, cuestionar tampoco es ponerse del lado de muchos de sus opositores. Nomás faltaba.sal.camarena.r@gmail.com