Lo publicado el sábado pasado por el diario The Wall Street Journal - el periódico de mayor circulación en Estados Unidos (3 millones digitales y 649 mil impresos)-, donde habla que Donald Trump acelera los planes para cumplir su promesa de deportaciones masivas y para ello “alista negociaciones agresivas con México para revivir la política ‘Quédate en México’”, se agrega al cúmulo de comentarios que han surgido y que hablan de lo ‘tirante’ que se espera sean las relaciones entre la nueva administración estadounidense que tomará las reinas el 20 de enero próximo y la de Claudia Sheinbaum. Trump y Sheinbaum ya tuvieron comunicación telefónica, que fue calificada por Claudia - quien ya había dicho que “no hay ningún motivo de preocupación”- como “una llamada cordial”, mostrando en sus redes sociales una fotografía donde ella esboza una sonrisa muy natural - lo que es una buena señal. Sin embargo, ante la cantidad de advertencias sobre la dura posición que Trump puede asumir en contra de México, el nuevo secretario de Economía, Marcelo Ebrard, fue más cauto y reconoció que “con sangre fría e inteligencia se va a enfrentar a Donald Trump” ante la posibilidad de que el presidente electo busque una renegociación del Tratado Comercial de América del Norte.Ebrard reflexiona sobre su optimismo en base “al tamaño del intercambio entre los dos países comerciales, hace que toda la lógica te lleva a que lo fortalezcas”. Pero hay que recordar que “la lógica” no opera con Trump; con él son sus deseos, sus caprichos o sus intenciones, sin importar los procedimientos y menos las formalidades. Y por supuesto, la ilusión de “sangre fría e inteligencia” no operan precisamente con Ebrard, de quien el mismo Trump dijo “Nunca he visto a nadie doblarse así” cuando aceptó el excanciller el programa “Quédate en México”, dejando una “mala impresión” en Washington y en algún sector del cuerpo diplomático en México, como sucedió con la ex embajadora en Washington Martha Bárcena, quien acusó al ex canciller de “negociar en secreto” el acuerdo - sin enterar a López. Y precisamente, en parte esa rencilla ha provocado que Bárcena haya advertido en los últimos días que dentro de “este tsunami rojo - aplastante victoria republicana -, lo más importante sobre todo, es no reaccionar a lo que venga de Estados Unidos, sino tener ideas claras de qué queremos para poner en la agenda. Y por supuesto, por favor, por caridad, recuperen a los equipos negociadores de México, a los grandes negociadores comerciales que ha tenido México en la historia”, haciendo referencia que Ebrard podría ser un buen funcionario, pero no el mejor negociador.¿Usted, qué opina?