Mañana los presidentes de México y Estados Unidos se encontrarán virtualmente para discutir sobre temas de migración, unir esfuerzos para el desarrollo del Sur de México y Centroamérica, la recuperación luego de la pandemia y la cooperación económica.Será el segundo encuentro entre los mandatarios. Biden desarrolló hace unos días un contacto similar con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, en donde coincidieron en temas ecológicos, comerciales y de política laboral. La cita se produce cuando él impulsa la más profunda reforma migratoria en décadas en su Congreso, para cumplir sus promesas de campaña con la regularización de más 11 millones de inmigrantes, en su mayoría mexicanos. Sin embargo, su propuesta encuentra fuerte resistencia republicana, por lo cual el tema es un potencial punto de coincidencia política.México es la nación más agredida por la anterior administración de Estados Unidos. Lidiar con Trump ha dejado huellas y lecciones para una diplomacia mexicana con nuevos enfoques para la relación bilateral que permitan reencontrar el camino hacia una visión de futuro compartida.En el papel, parece una oportunidad abierta para establecer un diálogo que reconstruya el respeto hacia México dañando por palabras, muros, niños detenidos, muertos en la frontera y millones de armas estadounidenses que alimentan la violencia.Trump se encargó de destruir una buena parte de la visión de confianza en el Norte que se procuró edificar a partir de la suscripción del Tratado de Libre Comercio en 1994. Joe Biden lo sabe porque fue actor fundamental de muchas de las acciones que se desarrollaron cuando se desempeñó como senador y luego como vicepresidente.Ahora se le presenta la oportunidad de marcar una diferencia de su predecesor con sus vecinos y, al mismo, tiempo generar respaldo hacia sus proyectos de reforma migratoria.Para López Obrador, también en el papel, es una oportunidad para obtener respaldo a su propuesta de desarrollo social para Centro América y de los estados del Sureste, que fue dejada de lado por las perspectivas militares impuestas por los halcones republicanos.Sin embrago los temas espinosos estarán seguramente rondando a pesar de no estar en los comunicados: por México, el reclamo de los presuntos abusos en las acciones de las agencias de inteligencia en temas de seguridad interna, las deportaciones forzosas en la frontera y las presiones en materia de seguridad que llegaron a puntos críticos con el caso Cienfuegos.La nueva administración de Biden seguramente trae bajo el brazo la exigencia de políticas más eficientes para combatir el tráfico ilegal de drogas, la demanda para que los trabajadores mexicanos tengan mejores salarios y condiciones laborales, se endurezcan las políticas en materia ecológica para cumplir los compromisos ambientales.Sin dejar de lado el tema más trascendente: el desarrollo del tratado de libre comercio. Para México es esencial que se consoliden las condiciones para fomentar el intercambio y para Estados Unidos la oportunidad de construir cadenas de suministro regional más confiables que hagan menos dependiente de China al aparato económico de la región. Ahí aparecerá seguramente el tema de la seguridad de las inversiones en materia energética.Aunque todo esto está sobre la mesa, parece que este encuentro se enfocará a la reconstrucción de la confianza y a proceder con los temas anunciados. Por lo que es probable que veamos el resultado de un trabajo diplomático eficaz de ambas partes, que procesará los temas difíciles de forma separada con el anuncio del inicio de una nueva etapa de colaboración.