Tenía ilusión de Amin Maalouf en la FIL. El autor de “El naufragio de las civilizaciones” libro que vino a presentar a la feria, es catalogado como uno de los grandes pensadores de nuestro tiempo, este libanés comprende y metaboliza -como pocos- los tiempos que nos tocan vivir, desde Oriente Medio y Europa hasta las formas de liderazgo a nivel global.Lo primero que leí de este escritor fue “Identidades asesinas” (2001); un clásico contemporáneo (sí, así de grande el atrevimiento), de esos libros -como señaló Verónica Murguía- que “resisten cualquier relectura”. Maaluf es hijo de padre libanés, madre francesa y nieto de un abuelo afincado en Egipto. Su padre fue pintor, poeta y fundó dos periódicos, su talento por la escritura y el pensamiento le vino de sangre: un tío suyo tatarabuelo tradujo a Molliére al árabe.Maalouf estudió Sociología y Economía, trabajó como periodista en Vietnam y Etiopía, en 1976 luego de estallar bajo su ventana, la Guerra Civil en Líbano y no saber tomar partido entre los palestinos y cristianos, emigró a Francia y desde ahí comenzó a escribir su obra. “Las tensiones étnicas pueden convertir a cualquiera en un asesino”, ha dicho. La guerra lo impactó y a él por ser quién es, podría haberlo hecho pedazos, pero desde ahí comenzó a hablar y en “Identidades asesinas” denuncia cómo, nosotros, los hombres podemos matarnos por una etnia, por una religión, por una lengua. Aborda cómo en las culturas la afirmación del yo -con todo eso que nos conforma, nos engrandece e identifica- hace que neguemos al otro, Amin señala las identidades que no se pueden disolver pero que a la vez se van construyendo -no son inmóviles- y en un mundo ideal que enarbola la tolerancia, se edifica en la civilización para enfatizar el bien común sobre la particularidad tribal.“El deber de toda persona responsable -y de todo dirigente- es evitar la situación donde las personas puedan convertirse en asesinos”, ha dicho.Era su primera vez en FIL y entiendo, en México. En su nuevo libro “El naufragio de las civilizaciones” hay preocupación por esta época, aunque de pronto el título se pueda antojar apocalíptico. Para él “la democracia no basta”, dice, “es necesaria la educación”.El libanés hoy arroja una potente reflexión sobre los liderazgos, el populismo, el “naufragio” desde el Mundo Arabe hasta los Estados Unidos. La lectura es obligada.