Enrique Alfaro ni siquiera es un gobernador vacacionista. En su sexenio ha solicitado 49 días de asueto. Como servidor público le corresponden dos periodos de diez días al año. Está lejos de los 120 que pudo haber gozado.Entonces, ¿por qué causó críticas la licencia de 15 días que pidió al Congreso para “reflexionar” sobre su futuro personal tras abandonar la política?Enrique Ibarra asume como gobernador interino. Le quedan cinco meses al sexenio. ¿La ausencia de Alfaro impacta en la administración? ¿Denota falta de responsabilidad política? ¿Por qué ahora? ¿Qué percepción pública genera?La Carta Magna faculta al gobernador para ausentarse hasta 15 días; sólo debe avisar al Congreso local (más días sí requiere permiso del Legislativo).Alfaro solicitó más vacaciones en 2021: tres periodos que sumaron 16 días en marzo, junio y diciembre. El año pasado pidió 13 días en cuatro periodos: febrero, abril, mayo y diciembre. En 2019 y 2020 tomó sólo seis días respectivamente, y este año suma cuatro.Todo es legal. Obtuve los datos vía transparencia. Ahora, la licencia de 15 días es sin goce de sueldo; no cuenta como vacación. El problema es la percepción pública que el gobernador ha construido en torno a sus asuetos y viajes de trabajo-descanso.A cuatro meses de iniciado su Gobierno tomó cuatro días de vacaciones a pesar de que el artículo 40 de la Ley de Servidores Públicos le permite gozar de un asueto hasta después de seis meses consecutivos de trabajo.Durante su gira de trabajo a Los Ángeles en febrero de 2019 acudió a un partido de los Lakers que le costó uno de los mayores escándalos de su sexenio: “A toda máquina”.A principios de 2021 tomó vacaciones en plena crisis sanitaria. Poco antes enfrentó un escándalo viralizado en un video por acudir sin cubrebocas a cenar pizza en un restaurante.En septiembre de 2022 acudió 14 días a una gira de trabajo por España. Aprovechó para quedarse cuatro días de vacaciones en el marco de la UEFA Champions League.El año pasado tomó vacaciones en plena crisis por los desaparecidos en los “Call Center” de Zapopan.Este año solicitó 15 días de licencia tras volver de cuatro días de vacaciones del 24 al 27 de junio; lo hizo después de lanzar una alerta estatal por la altísima incidencia de dengue, y justo en las finales de la Eurocopa y la Copa América.Los tiempos, formas y “coincidencias” pamboleras de los periodos vacacionales del gobernador explican la incredulidad con que recibimos su periodo de recogimiento. Esa arrogancia ante el “deber cumplido” se lee como una frivolidad ante los problemas apremiantes en Jalisco (inseguridad, calidad del agua, desapariciones).Dudo que su asueto haga cojear a la administración pública. La ausencia transitoria de un gobernador, ante el elefante burocrático e inercial del Estado, es irrelevante. Alfaro es prescindible estos 15 días como lo será para siempre después del seis de diciembre.