Domingo, 24 de Noviembre 2024
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Agosto

Por: María Palomar

Agosto

Agosto

En Guadalajara, llueva, truene o relampaguee (generalmente las tres cosas juntas), los rosales florean en agosto. Y no sólo los que la gente cuida, sino también, encantadores, los que están en jardines abandonados, en banquetas y camellones: la lluvia los vuelve a la vida, una vida que mantienen latente a lo largo del año gracias al subsuelo de la ciudad que, como todo mundo sabe (salvo los ingenieros del Altiplano), está surcada por innumerables corrientes alimentadas por veneros subterráneos. Ya sólo por eso merece agosto que le canten los poetas.

In memoriam

Federico García Lorca

Dulce chopo,

dulce chopo,

te has puesto

de oro.

Ayer estabas verde,

un verde loco

de pájaros

gloriosos.

Hoy estás abatido

bajo el cielo de agosto,

como yo frente al cielo

de mi espíritu rojo.

La fragancia cautiva

de tu tronco

vendrá a mi corazón

piadoso.

¡Rudo abuelo del prado!

Nosotros,

nos hemos puesto

de oro.

**

Trascielo del cielo azul

Juan Ramón Jiménez

¡Qué miedo el azul del cielo!

¡Negro!

¡Negro de día en agosto!

¡Qué miedo!

¡Qué espanto en la siesta ardiente!

¡Negro!

¡Negro en las rosas y el río!

¡Qué miedo!

¡Negro con sol en mi tierra

(¡negro!)

sobre las paredes blancas!

¡Qué miedo!

**

Agosto 

Jaime Torres Bodet

Va a llover... Lo ha dicho al césped

el canto fresco del río;

el viento lo ha dicho al bosque

y el bosque al viento y al río.

Va a llover... Crujen las ramas

y huele a sombra en los pinos.

Naufraga en verde el paisaje.

Pasan pájaros perdidos.

Va a llover... Ya el cielo empieza

a madurar en el fondo

de tus ojos pensativos.

**

Revelación

Gerardo Diego

Era en Numancia, al tiempo que declina

la tarde del agosto augusto y lento,

Numancia del silencio y de la ruina,

alma de libertad, trono del viento.

La luz se hacía por momentos mina

de transparencia y desvanecimiento,

diafanidad de ausencia vespertina,

esperanza, esperanza del portento.

Súbito, ¿dónde?, un pájaro sin lira,

sin rama, sin atril, canta, delira,

flota en la cima de su fiebre aguda.

Vivo latir de Dios nos goteaba,

risa y charla de Dios, libre y desnuda.

Y el pájaro, sabiéndolo, cantaba.

**

Segadores, afuera

Tirso de Molina

Segadores, afuera, afuera,

dejen llegar a la espigaderuela.

Quién espiga se tornara

costara lo que costara

porque en sus manos gozara

los rosas que hacen su cara

por agosto primavera.

Segadores, afuera, afuera,

dejen llegar a la espigaderuela.

Si en las manos que bendigo

fuera yo espiga de trigo,

que me hiciera harina digo

y luego torta o bodigo

porque después me comiera.

Segadores, afuera, afuera,

dejen llegar a la espigaderuela.

Si yo me viera en sus manos

perlas volviera los granos,

porque en anillos galanos

en sus dedos soberanos

eternamente anduviera.

Segadores, afuera, afuera,

dejen llegar a la espigaderuela.

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