El emblema del Gobierno de la 4T es la honestidad y la lucha contra la corrupción, y de ahí se derivan –dicen ellos- todas las decisiones tomadas por su líder, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), muchas de las cuales, a tan sólo un año y meses de ejercer, están significando un alto costo para la sociedad en general (compras multimillonarias sin licitaciones, de lo que tanto se quejaba), despidos masivos de médicos y otros tantos profesionistas federales con experiencia probada (que ahora pretenden recontratar), desaparición de instituciones y programas sociales, suspensión de obras monumentales y creación de otras tantas, pero sin reglas ni proyectos ejecutivos claros. Para más, la semana anterior AMLO decretó consumir el uso de los recursos disponibles en Fideicomisos existentes sin estructura burocrática (producto de los ahorros en los diferentes ámbitos de las dependencias federales), alcanzados durante varios sexenios por los gobiernos que él se ha empeñado en calificar como sus detractores, neoliberales y “fifís”, cuya finalidad era resguardar los interés de diferentes sectores de la producción para luego ser aprovechados en el pago de pensiones de miles de mexicanos que dedicaron gran parte de su vida al trabajo. Ahora los “juncionarios”, con un proverbial “Dios proveerá”, o un coloquial “ya luego veremos”, nos están costando un dineral que por falta de prudencia y conocimientos especializados nos van a salir muy caros.APUNTEEn conclusión, la pandemia continúa tomando vuelo, el número de personas contagiadas sigue en aumento y, como consecuencia desafortunada, el número de personas fallecidas y familias enlutadas y endeudadas, cuyos jefes de familia se han quedado sin empleo. Sin embargo, algunos “ciudadanos” imprudentes han tomado el problema como si se tratara de unas vacaciones programadas –lástima que para muchos de ellos será un viaje sin regreso-. Mientas que otros, encubiertos bajo el escudo de la honestidad, no dejan de mentir al pueblo y están dejando las arcas vacías, con el pretexto de la contingencia de salud, la misma que afirmó AMLO que no había nada de qué preocuparse.Así, la corrupción no acabará mientras continúe habiendo vividores de la política, carentes del más mínimo escrúpulo, que en busca de sus objetivos personales soslayen las relaciones, amistad o hasta complicidad de las “autoridades” con otros grupos delincuenciales.Los apoyos a través de los programas sociales son un buen paliativo, aunque no se equipara con lo entregado a las empresas de Radio y TV, a los cuales se les han conferido los permisos y concesiones para desempeñar su importante función social, mismos que también han servido para convertir en multimillonarios de los más importantes del país a sus usufructuarios. P.D: Y en Jalisco no cantamos mal las rancheras.