Miércoles, 02 de Octubre 2024

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A punto de ‘ahogarse’

Por: Daniel Rodríguez

A punto de ‘ahogarse’

A punto de ‘ahogarse’

El lunes pasado el periodista Rafael Cardona hizo una reflexión en su colaboración semanal en Radio Fórmula sobre la manera como el presidente López Obrador desde hace tiempo ha venido “cuidadosamente preparando su salida del cargo” -dejar la presidencia-. y estableció que “una característica del ejercicio del poder, es que el hombre en su interior sabe que se va a terminar. Que el poder es así como un enorme bloque de hielo, que lo uses o no lo uses, se va a convertir en un charco, en el inmenso mar de la historia…”. 

Un razonamiento interesante que tiene aplicación para cualquier político en el mundo. Y esa deducción cae “como anillo al dedo” -parafraseando a AMLO- para hacer referencia al caso del presidente de Estados Unidos Joe Biden, quien está enfocado en continuar por otros cuatros años desde la Casa Blanca, cuando más de dos terceras partes de los estadounidenses piensan que -por su edad- ya no está en condiciones de continuar sometido a las presiones que representan el cargo que tiene y cuando más de la la mitad del electorado opina que los resultados que ha tenido en la oficina Oval no han sido los más satisfactorios.

El 7 de noviembre de 2020 -cuatro días después del triunfo de Biden en la elección presidencial- el diario The New York Times publicaba un editorial donde decía que “muchos votantes se inclinaron más por su biografía que por una plataforma de políticas. En la búsqueda del cargo más elevado del país medio siglo después de su primera campaña política, Biden -un candidato en el otoño de su carrera- presentó a los votantes su vida de reveses y recuperaciones como una parábola para un país herido”. Un país herido por la administración -que estaba terminando- de Donald Trump, quien estaba moribundo políticamente por el divisionismo que marcó su periodo -entre otras cosas- y que ahora, en el 2023, está más vivo que nunca y es quien pudiera revertir la situación -con quien lo sustituyó en la presidencia- y llegar nuevamente a ocupar la oficina principal que se localiza en el 1600 de la Avenida Pensilvania en Washington, DC.

El deterioro de su estado físico del presidente Biden es obvio y se confirma con sus desplazamientos cada día más lentos, mientras que su capacidad de reacción en público ha venido a menos. Los asesores de la Casa Blanca están conscientes de su condición y en los medios se habla de cómo su agenda de trabajo se ha reducido en horarios. Los actos públicos son programados solamente entre las 10 de la mañana y muy pocos por la tarde, además -lo que no sucedía antes- casi siempre que aparece en público o cuando recibe visitas oficiales,  lo hace con tarjetas de apuntes en la mano, como sucede también en las conferencias de prensa, donde tiene fotografías de los periodistas y las preguntas que le van a plantear, para no arriesgarse a fallas de la memoria o tener respuestas improvisada como sucedió recientemente  en el encuentro con los periodistas con motivo de la visita del presidente de Corea del Sur.

La reflexión de Cardona nos hace concluir que Biden no ha pensado “cuidadosamente” en sus capacidades para desempeñar su gran responsabilidad, a pesar de estar consciente “en su interior -que- sabe que se va a terminar” y que corre el riesgo de que con su insensates corre el riesgo de ‘ahogarse’ en ese “enorme bloque de hielo -el poder-” que convertido “en un charco” puede ser su tumba “en el inmenso mar de la historia”.  ¿Usted, qué opina?

daniel.rodriguez@dbhub.net

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