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2018: Por qué no Osorio

Por: Raymundo Riva Palacio

2018: Por qué no Osorio

2018: Por qué no Osorio

Las encuestas en El Financiero y El Universal publicadas este lunes, muestran al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, como el priista mejor evaluado para ser candidato a la Presidencia de ese partido. El propio Osorio Chong, en las consideraciones del Presidente Enrique Peña Nieto, revivió como un aspirante sólido por su trabajo durante los sismos de septiembre. Todo parece pintarle muy bien al secretario, salvo por la forma como la Casa Blanca piensa de él, si no directamente, por el desastre en la política de seguridad, donde el incremento en la violencia ha fortalecido la propuesta del presidente Donald Trump para levantar una barrera en la frontera entre los dos países. “México está teniendo un momento difícil ahora mismo en cuanto al crimen”, dijo Trump este lunes. “Más que nunca, necesitamos el muro”.

Trump sostuvo una reunión con su gabinete en la Casa Blanca donde ratificó la idea presentada desde junio de 2015, cuando lanzó su candidatura presidencial, de que México es un país sin leyes por lo que se requiere incrementar la seguridad fronteriza. “Tenemos muy buena relación con México, pero hay allá muchos problemas”, agregó Trump, quien insistió en que pese a las fuertes relaciones bilaterales, necesitan aislar a Estados Unidos del narcotráfico y la violencia criminal. Las palabras de Trump reforzaron la declaración de John Kelly, jefe de Gabinete de la Casa Blanca y ex secretario de Seguridad Territorial, quien afirmó la semana pasada que definitivamente se requiere una barrera física entre los dos países.

El tema de la seguridad en México está descontrolado. La última Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública del INEGI, estimó que en 2016 hubo 23.3 millones de víctimas por un delito, lo que representa una tasa delictiva de 28 mil 202 víctimas por cada 100 mil habitantes. No se trata sólo de percepciones. En este espacio se registró que durante los primeros 54 meses del gobierno peñista, el número de homicidios dolosos denunciados llegó a 83 mil 209. En comparación, en los primeros 54 meses de gobierno de Calderón hubo 70 mil 693 homicidios dolosos. 

La cifra en el actual gobierno puede ser incluso mayor, por la cifra negra, los delitos no denunciados, o por las variables en la medición. Una de estas variables es que si no está identificada la persona asesinada, no se contabiliza. Otra es que a diferencia del pasado, ya no se cuantifica el número de víctimas de manera individual en cada averiguación previa, sino se suma a una sola en cada expediente. Aun así, según las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que recoge información de todas las procuradurías del país, durante el sexenio de Peña Nieto se denunciaron en ese periodo 12 mil 516 homicidios más que el total de denuncias en el gobierno de Calderón, lo que representa un incremento de 17.7 por ciento.

El gobierno del presidente Felipe Calderón les dejó un país en medio de una guerra civil, con una estrategia de fuego y muerte que tuvo su cénit en mayo de 2011, cuando las denuncias de homicidios dolosos alcanzaron la cifra de nueve mil 466 durante los primeros cuatro meses de ese año. A partir de entonces, la estrategia de ser más rápidos para abatir o capturar criminales, versus la velocidad de los cárteles para renovar sus cuadros, comenzó a reducir la estadística de la muerte. Para 2012, la cifra cayó a nueve mil 158, que bajó a siete mil 902 al año siguiente, a seis mil 887 en 2014, y seis mil 708 en 2015, cuando el diseño de mucha coordinación en el gabinete de seguridad y no confrontación con los cárteles de la droga, tocó piso.

Los criminales le tomaron la medida al gobierno. Se realinearon y se fortalecieron. La guerra civil reinició. Para 2016, la estrategia de contención y administración del combate contra la delincuencia estaba destrozada. El discurso oficial siguió ensalzando los logros que contrarrestaban con el total de denuncias de homicidios dolosos, que son con los que se identifica a la delincuencia organizada en el artículo 9 del Código Penal. En 2016, ese tipo de delito sumó siete mil 658 denuncias, lo que significó un incremento de 22 por ciento con respecto al año anterior. El Estado de México, Guerrero y Chihuahua, registraron el mayor número de estos crímenes, acumulando la tercera parte de este tipo de delitos en los 16 años que llevaba el siglo. El Estado de México, no fue sorpresa, fue el primer lugar nacional en violencia.

El número de asesinatos en la categoría de homicidios dolosos en 2016 llegó a 20 mil 549, de acuerdo con las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, lo que significó un incremento de 20.6 por ciento con respecto a los 17 mil 34 homicidios dolosos denunciados en 2015, cuando ya se había notado un incremento de 8.8 por ciento con respecto a 2014. En los primeros cuatro meses de este año, lo que pasó fue el acabose. El total de denuncias presentadas por homicidio doloso se disparó a nueve mil 916, lo que significa un aumento de 29.5 por ciento con respecto al mismo periodo en 2016. Estos cuatro meses fueron el periodo más violento en la historia de México, o cuando menos, si se quiere ser purista, desde que se cuenta con registros de incidencia delictiva, hace 20 años.

Si las cosas estaban mal, como se apuntó en un principio, van a empeorar. 

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