Lunes, 02 de Diciembre 2024

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* Preocupante

Por: Jaime García Elías

* Preocupante

* Preocupante

Si hubiera que resumir en una palabra la sensación con que se llega al Mundial al cabo de las observaciones que pudieron hacerse con respecto al desempeño y a las consiguientes perspectivas de la Selección mexicana en los últimos exámenes a que fue sometida, es probable que la que ilustra mejor el estado de ánimo de críticos y aficionados —dirigentes y jugadores, para estos efectos, se cocinan aparte— sería esta: preocupante.

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No se trata de desgarrarse las vestiduras porque el funcionamiento del “Tri” en los tres últimos encuentros amistosos —ante Gales, Escocia y Dinamarca— dejó, a todas luces, más dudas que certezas… pero tampoco hay las mínimas condiciones para echar, desde la víspera, a vuelo las campanas.

Es legítimo conceder al cuerpo técnico y a los jugadores el beneficio de la duda. A los hombres de pantalón largo, porque en el curso de la etapa clasificatoria consiguieron, en lo que hace a números, la calificación aprobatoria… a despecho de los comentarios adversos de los críticos. Y a los jugadores porque, después de todo, “no hay más cera que la que arde”, y porque —dicho sea sin la menor intención peyorativa— “con estos bueyes hay que arar”.

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Puestas boca arriba las cartas sobre la mesa, las dudas obedecen, primordialmente, a que si el buen deseo de los aficionados y la intención de dirigentes y jugadores es pasar a la segunda ronda, el primer partido, ante Alemania, debe darse por perdido… y no hay ninguna garantía de que el  segundo (ante Corea del Sur) y el tercero (ante Suecia) vayan a ganarse.

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Ayer, ante Dinamarca, quedó claro: sin dejar de reparar en que la intención primordial de Juan Carlos Osorio fue darle minutos a la mayoría de los jugadores, la línea defensiva dista mucho de ser una muralla; tiene flaquezas como las que acusaron Moreno (dos veces) en el primer tiempo y Salcedo y Gallardo en el segundo gol.

Lo más preocupante —valga la reiteración—, empero, pasa por las carencias que han sido la constante en el aspecto ofensivo, y ayer, de notorias y aun resplandecientes, pasaron a ser escandalosas: la inoperancia total; la falta de creatividad; la carencia de ideas o argumentos para crear situaciones de gol, más allá de los chispazos aislados —demasiado previsibles, por lo demás— de Lozano, Gio y el “Tecatito”.

Moraleja de la historia: “¡Dios nos agarre confesados…!”.

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