Más sobre el tema de moda: negar que Oribe Peralta ha sido uno de los mejores atacantes mexicanos en los últimos años, sería necio; los números exhibirían a quien osara hacerlo. Afirmar que aún lo es, como hizo Tomás Boy al comentar su transferencia del América al Guadalajara, es aventurado, por decir lo menos: los números relacionados con su rendimiento (minutos jugados) y productividad (goles y/o asistencias), así como su edad (35 años) invitan a consignar, con todo respeto, que los indicios de decadencia de sus facultades son notorios. Sostener, a priori, que su contratación será un fiasco, o calificarlo de “cartucho quemado”, sería igualmente necio.En el futbol abundan los ejemplos de porteros que arañan y aun rebasan los 40 años de edad y continúan en activo. Los calendarios, en cambio, son particularmente crueles en el caso, sobre todo, de los atacantes. Un portero al que respetan las lesiones, suple la inevitable mengua de facultades físicas a base de ubicación. Un atacante depende primordialmente de la velocidad, la fuerza y la potencia de sus piernas para seguir vigente.Además de los nombres que a raíz de la contratación de Peralta se han manejado para ejemplificar cómo les pesan los años a los atacantes -Ochoa, Borgetti, Sabah, De Nigris, Bautista…-, en el futbol mexicano hay abundantes ejemplos de que si “envejecer es asistir a nuestra propia ruina”, como decía Elías Nandino, ese fenómeno, entre los delanteros, suele llegar prematuramente.Hasta la temporada 1989-90, Hugo Sánchez fue cinco veces campeón goleador con el Real Madrid. En su última campaña con los “Merengues” sólo jugó ocho partidos y se eclipsó como goleador, a causa de sus lesiones. Con los América, Rayo Vallecano, Atlante, Linz y Celaya, su rendimiento ya estuvo muy por debajo de su fama.Saturnino Cardozo fue goleador con el Toluca de 1995 a 2005. Cuando se le acabaron los goles, se acabó asimismo su carrera.Por contrapartida, cuando el América trajo a Vavá -bicampeón mundial con Brasil, en 1958 y 1962-, ya no era el artillero que había sido en Vasco da Gama y Atlético de Madrid. Nacho Trelles lo hacía jugar detrás de Zague y Fragoso, en una zona del campo parecida a la que Miguel Herrera asignaba a Peralta para sus ya esporádicas actuaciones aún recientes con el América… y a la que posiblemente Boy le asigne con las “Chivas”.