No faltará quien diga que si el Guadalajara, en el precedente Torneo de Clausura, fue capaz de ponerle el cascabel al gato al romperle al León la aureola de invicto, mantenida durante 12 jornadas -aunque, a su vez, en pleno ciclo de “Chivas Flacas”, llevara nueve fechas del certamen sin ganar un partido- nada de sensacional tendría que el domingo saliera de su racha de pobres resultados y tristes actuaciones, a costillas del campeón defensor, “Tigres”, que el sábado anterior estrenó su corona con victoria, como local, ante Morelia, y el martes debutó en la Leagues Cup con triunfo sobre Real Salt Lake, a domicilio.Sin embargo, en lo que ese portento se confirma -o se extingue como pompa de jabón: poco vivirá quien no logre despejar esa atroz incógnita existencial...-, es obvio que la seguidilla de tropiezos acumulada por los rojiblancos en los partidos internacionales de pretemporada (ante River Plate, Boca Juniors, Fiorentina, Benfica y Atlético de Madrid) y en el arranque del Torneo de Apertura (derrota ante Santos Laguna, por 3-0), han colocado a su técnico, Tomás Boy, en la cuerda floja.*Son, crueles pero implacables, las leyes del futbol. Una, que “La hebra siempre se revienta por lo más delgado”; otra, que “Cuando un equipo se muere, el técnico es siempre el culpable”.Los ceses fulminantes del entrenador en cuanto se encendían las alarmas y se intensificaban las críticas merced a los malos resultados, fueron, en los primeros años de la actual administración del Guadalajara, la marca de la casa. Más impulsivos que reflexivos, varias veces sus dirigentes decidieron cortar cabezas… aunque después, al paso del tiempo, se arrepintieron y aun tuvieron la honradez de reconocer que habían metido la pata, y que la paciencia no había sido precisamente una de sus virtudes.*Comparado con los de otros equipos -“Tigres”, Monterrey, América, León, Cruz Azul, posiblemente Pachuca, Santos Laguna, Toluca y uno o dos más-, el Guadalajara tiene el hándicap de no poder incluir jugadores extranjeros en su nómina… y el adicional de no tener en su plantilla una representación significativa de lo mejor del futbol mexicano actual. Muy limitado, pues, en la materia prima de que dispone, está claro que Tomás Boy no puede ser el entrenador ideal para las “Chivas”… como sí lo sería, por ejemplo, una mezcla de Mandrake el Mago con San Martín de Porres.