Para efectos de los récord Guinness o similares, está muy bien el dato de que el de México sea el único Presidente en el mundo capaz de sostener una conferencia de prensa diaria (o casi) desde el primer día de una administración que lleva ya tres años y pico. Se trata de un ejercicio plausible por cuanto denota la disposición de exponerse todos los días al escrutinio del pueblo y a las críticas de los analistas a través de los medios. Por contrapartida, si se considera que la inmensa mayoría de los gobernantes que en el mundo han sido desde que la prensa existe, han utilizado las conferencias de prensa ocasionalmente, solo cuando algún asunto lo ameritara o las circunstancias lo requirieran, y que seguramente muchos nunca convocaron a (o participaron en) ninguna, se infiere que las consideraron un recurso; no un sistema.-II-Bien. El caso es que, en México, en la actual administración, “las mañaneras” son el pan nuestro de cada día...Convendría ponderar, ahora, qué utilidad práctica ha tenido esa práctica; cuáles temas de interés general se han ventilado; qué informaciones importantes sobre asuntos relacionados con la salud, la seguridad o la economía -las principales preocupaciones de los ciudadanos- se han difundido; si la cotidiana confrontación con la prensa ha propiciado un ejercicio de autocrítica y servido para reconocer errores o anunciar que se va a enmendar el rumbo. Habría que ver con qué criterio se decide quiénes participan en esas sesiones: cómo y dónde se solicita el ingreso; cómo se decide qué periodistas harán preguntas y quiénes deben circunscribirse a ser simples convidados de piedra provistos de libreta o grabadora.Puesto que muchos medios les dan seguimiento y las someten a análisis, convendría saber si es cierto que en las declaraciones presidenciales sobre los temas que los reporteros plantean y los que el Presidente y sus colaboradores abordan por su propia iniciativa, abundan las mentiras y escasean los “otros datos” fehacientes que teóricamente deberían desmentir las aseveraciones de críticos o disidentes del Gobierno.-III-Convendría separar la paja del grano, la cizaña de la semilla, pues, y decidir qué beneficio obtiene el pueblo -la suprema razón de ser de todos los actos del Gobierno- con los dimes y diretes, ofensas y descalificaciones que asemejan a “las mañaneras” con los proverbiales pleitos de lavadero y parecen ser la tónica del que debería ser un saludable, cordial y constructivo ejercicio democrático.jagelias@gmail.com