Tiempos hubo, relativamente recientes, en que si no la Iglesia, como institución, sí algunos eclesiásticos, a título personal, en forma por demás tosca, trataban de incidir en el voto de los feligreses. Se valían de algunas burdas referencias tangenciales alusivas a partidos o candidatos. Entre la ingenuidad -por decirlo amablemente- de los fieles y la de quienes recibían la versión modificada, había quienes aseguraban que “el padre dijo en misa” que “era pecado” votar en tal o cual sentido, e incluso que sería excomulgado -lo que implicaba sentenciarlo en vida a la condenación eterna- quien lo hiciera.-II-En la actualidad, y especialmente a partir de las reformas constitucionales de 1982 que otorgaron personalidad jurídica a las iglesias y a sus ministros, tanto la Iglesia Católica -la mayoritaria, aún, en México- como los clérigos han sido más cautos en esa materia. Lo cual no obsta para que ocasionalmente se señale que, para un creyente, votar es una cuestión de conciencia, y no votar, pecado por omisión. Es poco probable, empero, que ese mensaje impulse a los ciudadanos a votar, y menos probable todavía que los creyentes prefirieran que la Iglesia les diera “línea” sobre cómo votar.En todo caso, ahora mismo, el editorial más reciente de “Desde la Fe” -“semanario católico de información” editado por la Arquidiócesis de México-, plantea, de cara a las elecciones del próximo 6 de junio en México, “¿por quién votar?”, y “sugiere” a los ciudadanos una “guía” que plantea “la necesidad actual de votar por candidatos que den muestra de una clara capacidad para el gobierno y la gestión pública en asuntos determinantes para la vida nacional y el futuro del país”. Subraya que “Se debe apoyar a quienes, con claridad, se han posicionado por la defensa de la Vida (…), por (…) la Familia como la solución a los problemas sociales, y por quienes defienden la Libertad Religiosa”.-III-“En un mar de propuestas, promesas y campañas de mercadotecnia”, aconseja “buscar la verdad, y en lo posible, informarnos sobre el historial público de la persona por la cual pensamos votar”; ponderar la posible falsedad de su propaganda o las calumnias o difamaciones de sus adversarios, y considerar que “La capacidad de las personas debe ser más importante (…) que su popularidad”.Colofón: es eso -buscar “la verdad”, informarse, documentarse, reflexionar seriamente cada voto...-, o trazar cruces, a ciegas, sobre la boleta…, tras implorar, fervorosamente, “¡Ave María, dame puntería…!”.jagelias@gmail.com