Algunos fans de OV7 guardaron su boleto por más de dos años y medio con una única ilusión: Verlos de nuevo en Guadalajara. Lo que se convertiría en su gira para celebrar 30 años de carrera, la pandemia cambió sus planes para seguir aplazando este momento tan esperado por los seguidores que han sido fieles desde una época, porque al crecer ellos, esta generación se enamoró, se le rompió el corazón, bailando y cantando sus canciones por tres décadas en las que se siguen identificando porque formaron parte de una etapa que se queda para siempre. Así que sólo faltó escuchar las primeras canciones para poder conectar con esos momentos y volver a ser “pubertos”, recordar a sus primeros amores, las ilusiones y canciones que se quedaron en su corazón, pero fue una época en la que OV7 también creció y vivió a la par con su público. La conexión sigue siendo increíble.Así que este fin de semana el sueño por fin se cumplió y no fueron uno, ni dos, sino tres fechas en las que nuevamente conquistaron a los tapatíos con sus canciones, coreografías, pero sobre todo una noche de nostalgia y recuerdos que puso a bailar de nuevo a una generación que sigue siendo cursi, intensa, alegre, bailadora y sí , con mucha energía, porque los “chavorrucos” que asistieron iban con todo para gritar, cantar y acompañar a los OV7 los días 22, 23 y 24 de septiembre en el escenario del Auditorio Telmex, celebrando sus 33 años de carrera.Kalimba, Mariana Ochoa, Erika Zaba, Lidia Ávila, Ari Borovoy, Oscar Schwebel y Balia Marichal con toda una explosión de energía, nostalgia y amor a sus fans hicieron un recorrido musical que contagió a todos desde la manera de dirigirse a ellos, bailar, recordar y poner a todos de pie en un Auditorio que lució lleno, donde los seguidores volvieron a ser niños y adolescentes, con temas con los que se enamoraron pero en los que también les rompieron su corazón, porque de eso se trata la vida, pero también de alegrarse, bailar, continuar y seguir dando el corazón, así que todos seguían coreando temas como Love Colada, Tus besos, Prohibido quererme, Calendario de amor, Que triste es el primer adiós, Quiero salir de vacaciones, Te quiero tanto, tanto y la lista continuaba sin fin porque los éxitos de esta agrupación tan querida por los tapatíos es interminable. Pero el clímax fue aumentado con temas que pusieron a todos a su máximo con No es obsesión, Vuela más alto, Enloquéceme, Mírame a los ojos, Shabadabada y sin faltar baladas que robaron algunas lágrimas como Estoy contigo otra vez, Te necesito y finalmente con No me voy, que cerró el concierto muy a su estilo luciendo vestidos de gala y agradeciendo todos estos por estos años de complicidad que son mágicos. Y parece que los años no pasan para sus integrantes porque ellas lucieron espectaculares con siluetas que cualquier veinteañera envidiaría y ellos, qué decir, porque a la primera provocación, especialmente cuando hablaban Ari Borovoy o Kalimba, el grito era de locura entre las fans.La calidad y el profesionalismo fueron parte de este esperado concierto porque las pantallas, efectos y el audio estuvieron de lo mejor y qué decir de los vestuarios, porque con ellos hicieron también los recorridos por el tiempo, desde lo más rockero hasta lo clásico pero eso sí, siempre vanguardista y sexy en cada uno. Se cambiaban tan rápido que era casi imperceptible el tiempo de salir de nuevo al escenario para seguir dándolo todo.Tres horas de concierto dejaron satisfecho a un público que felizmente hubiera seguido bailando y cantando, con gritos, recuerdos, gente que en los pasillos seguía coreando los temas, grupos de amigas, parejas y en fin, sonrisas que salían de este recinto con el corazón lleno de OV7.Y el amor, como siempre, sigue siendo su inspiración porque en una de las intervenciones, Mariana Ochoa presentó a una pareja que aprovechó este momento para una petición de matrimonio que terminó en lágrimas y aplausos. El amor siempre gana. La noche siguió con sorpresas, música y canciones que seguirán alegrando a este generación de "chavorrucos".AA