La sensación de pérdida arrasa con todo, especialmente con la esperanza. Le apostamos a lo que creemos, lo damos todo cuando sentimos que vamos en la dirección correcta, a conquistar nuestros sueños.Hay quien le apuesta a conseguir todo fácil, quizá a costa de lo que sea, pero hay quien le apuesta a ver más allá de lo superficial y lo da todo por lo que en verdad mueve este mundo: el amor.Suena cursi en estos tiempos poner como prioridad el amor o tal vez poner el corazón en todo lo que hacemos. A eso le apuesto yo, a hacer las cosas con el corazón. Le apuesto a escribir con todo mi corazón. A solas, en el trabajo, en cada momento, siempre, escribir es mi manera de entender el mundo. Cuando hablo del corazón me refiero a darlo todo en cada acción, en cada palabra, en cada gesto. Los resultados pueden tardar en llegar y la esperanza nos mira de frente para probar hasta dónde somos capaces de creer, hasta donde llegaremos para saber escuchar a nuestra voz interior y lo mejor de todo, seguirla.Con esto no quiero decir que desear sea malo pero se va dando poco a poco, es parte de los resultados y la satisfacción será mucho mayor.Me queda claro que tomar atajos en este camino del corazón no nos lleva a ningún lado, tal vez a caer en la desilusión y tarde o temprano caeremos en la cuenta de que no vamos por el camino correcto.Por las mañanas, cuando tomo mi primera taza de café, siento que soy capaz de conquistar el mundo y cumplir todo lo que me proponga, tal vez por eso amo el café, porque me invita a soñar. Pero hay días en los que también pierdo la esperanza… que me paro tras la ventana para recordarme que aunque cansada, debo seguir luchando y encender nuevamente mi ilusión de salir adelante, de creer que el corazón me llevará de la mano hacia mi destino. Si caí, entenderlo y levantarme con más fuerzas para seguir.A nadie podemos engañar cuando estamos a solas, a oscuras antes de dormir, esos minutos mágicos en los que visualizamos esa realidad tan deseada… planeamos, construimos y guiamos un plan que va directo hacia ese punto. No hay sueño pequeño, todos tienen su valor y forma, y siempre vale la pena luchar por ellos. Es en el error donde podemos crecer, aprender, seguir y darnos el valor para levantarnos el día de mañana con una sonrisa.Y tú, ¿a qué le apuestas? AA